Los ministros de Interior de la Unión Europea se reunieron este jueves en Austria para buscar nuevos proyectos que impidan la llegada de migrantes a territorio europeo, una cuestión que divide al bloque.

La reunión fue organizada bajo la presidencia austríaca de la UE, que aboga por opciones radicales en la cuestión migratoria.

Reunidos en Innsbruck (sur) de manera “informal”, los ministros deben precisar la idea, aún vaga pero muy polémica, de las “plataformas de desembarco” en África para recibir a los migrantes rescatados en el Mediterráneo, una idea lanzada en una cumbre en junio en Bruselas.

Las llegadas de migrantes se han reducido drásticamente desde 2015, pero la cuestión migratoria crea grandes tensiones dentro y entre los estados miembros de la UE, con prioridades a veces contradictorias pese al objetivo común de “reforzar las fronteras exteriores”.

La reunión de los 28 estuvo precedida por la mañana por una “trilateral” entre el ministro austríaco de extrema derecha Herbert Kickl (FPÖ, miembro de la coalición en el poder con los conservadores en Viena), su homólogo italiano, Matteo Salvini, también de extrema derecha, y artífice del endurecimiento de Roma en temas migratorios, y el ministro alemán del ramo, Horst Seehofer.

Seehofer, jefe del partido bávaro conservador CSU, que desafió la autoridad de la canciller Angela Merkel sobre inmigración, ha suspendido provisionalmente su amenaza de rechazar unilateralmente a migrantes en la frontera austríaca, lo que hubiera podido provocar un efecto dominó en el espacio Schengen.

El ministro alemán dijo que quiere obtener de otros países que acepten la devolución de migrantes registrados en esos países y que llegan a Alemania.

“Estamos en negociaciones con Grecia, Austria e Italia” dijo Seehofer este jueves ante la prensa, y dijo esperar un acuerdo con Roma antes de que termine julio.

Fronteras exteriores

Salvini, jefe de la Liga (extrema derecha) además de ministro del Interior, consideró que antes que nada “queremos que Europa proteja sus fronteras exteriores. Cuando se consiga esto, hablaremos del resto”.

Austria, por su lado, hace suyo el único consenso existente entre los europeos en este asunto, la necesidad de detener las llegadas de migrantes.

La UE “ha conseguido cambiar de paradigma en el ámbito de la migración y el asilo”, se felicitó el ministro austriaco Kickl el lunes ante el parlamento europeo en Bruselas.

“En lugar de concentrarse sobre cuotas de acogida, hoy se pone el acento en una protección más eficaz de las fronteras exteriores” europeas, agregó.

Pero los países europeos están divididos sobre la viabilidad, la legalidad y la misma definición de estas “plataformas”, que varios países como Túnez o Marruecos ya han rechazado acoger en sus territorios.

“Centros controlados”

Austria propone asimismo proyectos más radicales. Por ejemplo, que en un futuro sea prácticamente imposible pedir asilo desde el territorio europeo sino desde lugares específicos en países terceros.

El gobierno austriaco propone también crear centros fuera de la UE, donde serían enviados los que no obtienen asilo y los migrantes llamados económicos, cuando no es posible devolverlos a sus países de origen.

Pero el Comisario de migraciones, Dimitris Avramopoulos, respondió este jueves a estas propuestas. “¿Acaso alguien conoce países fuera de Europa, en la periferia de Europa, que estarían dispuestos a albergar esos centros? Yo no conozco ninguno”, dijo a la prensa.

“Jamás Francia aceptará soluciones de facilidad (…) que consistirían en organizar deportaciones en Europa”, había advertido por su parte el lunes por su parte el presidente francés, Emmanuel Macron.

París quiere convencer a Italia de que acepte “centros controlados” en su territorio, es decir nuevos lugares de selección donde se separaría a los migrantes económicos de los refugiados.