Seis días después de asumir el cargo, el ministro español de Cultura y Deportes, Maxim Huerta, dimitió este miércoles tras conocerse que hace años defraudó a la administración fiscal y fue sancionado.

El anuncio asesta un golpe al gobierno socialista de Pedro Sánchez, que tomó posesión el jueves y causó sensación en todo el mundo, por la presencia de más mujeres que hombres y la amplia experiencia de sus integrantes. También se anotó puntos con la decisión de acoger a los migrantes del buque “Aquarius”, rechazados por Italia.

“Para defender aquello que amas a veces hay que retirarse, y eso hago, porque yo amo la Cultura”,
dijo a la prensa este conocido escritor y ex presentador televisivo de 47 años, que según la prensa local ha sido el ministro más breve de la democracia española.

Según el diario digital El Confidencial, Maxim Huerta se vio obligado por la justicia en 2017 a pagar más de 360.000 euros a Hacienda.

El diario indica que Huerta fue sancionado por haber declarado entre 2006 y 2008 sus ingresos personales a través de una sociedad, a fin de pagar menos impuestos de los que le correspondía.

Igualmente, hizo pasar por gastos profesionales la compra y mantenimiento de una residencia secundaria en la costa de Alicante (sureste).

En su comparecencia, Huerta insistió en su inocencia, subrayando que está “al corriente de [sus] pagos con Hacienda” y que recibió una multa y no “una condena por fraude”.

Pero eso “no se escuchará, porque vivimos en una sociedad ahogada por el ruido, por la descalificación, por la desinformación”, prosiguió.

Tras defenderse por la mañana nada más conocerse la información, Huerta acabó cediendo a la presión de la izquierda radical y de la oposición conservadora, que de inmediato exigieron su dimisión.

“Como hemos dicho esta mañana, la ciudadanía ya no tolera estas cosas. Felicito al Gobierno por saber escuchar y rectificar”, escribió en Twitter el izquierdista Pablo Iglesias, líder de Podemos, que hace unos días protagonizó otra polémica por la compra de un chalet con jardín y piscina de más de de 600.000 euros.

En febrero de 2015, Sánchez, entonces líder de la oposición, aseguró en televisión que no dudaría en cesar a un miembro de la dirección de su partido que utilizara una sociedad interpuesta para pagar menos impuestos.

Un nombramiento sorprendente y polémico

El de Huerta fue uno de los nombramientos más sorprendentes del ejecutivo de Sánchez, y él mismo reconoció este miércoles que su fichaje se vería como “extravagante”.

El exministro es una cara muy conocida en España, al ser escritor, periodista televisivo y sobre todo presentador de un programa de crónica social, que tal y como dijo “todos ven y todos demonizan”.

Trabajó entre otros en “El programa de Ana Rosa”, del canal privado Telecinco, en el que se abordan tanto asuntos de actualidad política y sucesos como las intimidades de los personajes de la farándula española.

En sus seis días como ministro de Cultura y Deportes tuvo una gran exposición mediática. Nada más ser nombrado, algunos internautas rescataron unos viejos tuits en los que decía odiar el deporte.

Una opinión que asumió de pleno, en una entrevista con Ana Rosa Quintana, su antigua jefa.

Soy “la consecuencia de todo mi pasado”, y “no tengo por qué borrar ningún tuit”, explicó a la presentadora.

Igualmente le dio tiempo a asistir, el domingo en París, a la final de Roland Garros en la que el tenista español Rafael Nadal se anotó su undécimo título.

Sánchez se vio propulsado al poder el 1 de junio, gracias a una moción de censura contra el conservador Mariano Rajoy, cuyo Partido Popular había sido condenado como partícipe a título lucrativo de una trama de corrupción.

En su moción contó con el apoyo de ocho fuerzas políticas, entre ellas su Partido Socialista, Podemos y los nacionalistas vascos y catalanes. Su gobierno es ahora mismo el más minoritario en 40 años de democracia en España.