Le está dando la vuelta al mundo. El video que registra la acción pareciera una imagen sacada de la invención publicitaria con un enganche digno de las empresas cuando quieren promover su marca o a una figura específica.
Sin embargo, parece ser una constante en el mundo holandés de “Lo rompes, lo arreglas”. Esta vez tuvo que ver con café derramado, en una acción alertada desde la cuenta de un diplomático holandés destacado en Panamá. Se trata de Dirk Janssen, Embajador del Reino de los Países Bajos. Reino y países bajos son términos que al parecer no encajan con la escena hoy compartida desde esta cuenta de Twitter.
Qué pasa si el primer ministro derrama su tasa de café?
Una escena inequívocamente holandesa: pic.twitter.com/6IlwsNAiCQ
— Dirk Janssen (@dirkjanjanssen) 5 de junio de 2018
Su tuiteo que finaliza con la frase “una escena inequívocamente holandesa” le valió al primer ministro holandés Mark Rutte el reconocimiento internacional de los latinoamericanos a las acciones carentes de políticos de la región, que siempre tienen a alguien limpiando literalmente su entorno después de uno que otro “condoro” como se dice en buen chileno.
La acción celebrada por las trabajadoras del aseo
El video de más de dos minutos, muestra al premier holandés caminando hacia una importante reunión como las que suelen tener los líderes mundiales, pero al momento de ingresar al edificio sede de esta, no sujetó fuertemente su vaso-que ojo, no estaba siendo llevado por ningún asistente- e inevitablemente este cayó al suelo derramando una buena mancha oscura en el piso que ninguna mujer u hombre dedicado a las labores de limpieza habría estado feliz de remover.
A decir verdad, el lider necesito un poco de apoyo técnico por fallas en el trapero pero esto no le impidió terminar su labor, incluso con ayuda de un estropajo.
El momento paso a ser el preámbulo menos pensado de una reunión formal. Se volvió una verdadera tertulia con un grupo de trabajadoras del edificio quienes entre risas nerviosas e incredulidad, se vieron de un momento a otro inmersas en un mundo de bromas con el responsable de dirigir a un país, pero que esta vez sujetaba un trapero con sus manos, una escena que en el mundo democrático muchos quisieran contemplar cuando políticos en turno han hecho más que derramar café en el piso.