El presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, rindió este viernes homenaje a todas las víctimas de ETA, al día siguiente de su disolución, y prometió que no habrá impunidad para los exmiembros de la organización separatista vasca.

En una declaración institucional en Madrid recordó “sin distingos” a las más de 800 víctimas mortales de la organización, y advirtió que “los crímenes de ETA se seguirán investigando” y juzgando pese a su desaparición.

Según él, “la historia de ETA no es más que el relato de quienes pretendieron instaurar un régimen de terror” para conseguir “objetivos políticos que no podían lograr de forma democrática”.

Sin embargo, prosiguió, la organización separatista vasca “no ha logrado ninguno de los objetivos políticos que se fijó en su larga historia criminal”, que según el gobierno dejó 853 muertos.

A nivel penal, Rajoy reiteró la posición firme de su ejecutivo y dijo que pese a la disolución “no desaparece el daño que ha causado [ETA] ni el dolor irreparable que tantas veces ha sembrado”.

Por tanto, “sus crímenes se seguirán investigando, sus delitos se seguirán juzgando y las condenas se seguirán cumpliendo”. “No hubo ni habrá impunidad”, apostilló.

ETA, fundada en 1959, durante la dictadura franquista, anunció el jueves su disolución, con lo que puso fin a la última insurrección armada de Europa occidental.

En su texto final no hizo mención a las víctimas, y en un comunicado previo, el 20 de abril, pidió perdón por el daño infligido a las víctimas “sin responsabilidad”, con lo que daba a entender que había blancos legítimos, como policías y guardias civiles.

Las asociaciones de víctimas criticaron que ETA no formulara un mea culpa más claro e insisten junto con el gobierno en que la organización ya disuelta debe ayudar a esclarecer 358 asesinatos no dilucidados.