El presidente francés Emmanuel Macron anunció que quiere suprimir la “exit tax” pagada por los contribuyentes que se van de Francia al extranjero, generando nuevas críticas a la política fiscal del gobierno, acusado ya de favorecer a los “muy ricos”.

Según explicó Macron a la revista estadounidense Forbes, este impuesto es un símbolo negativo que afecta el carácter atractivo de la economía francesa.

El ‘exit tax’ fue instaurado por el presidente conservador Nicolas Sarkozy (2007-2012) para disuadir a los empresarios de que se instalen en el extranjero.

Macron, elegido presidente en 2017, ocupa la portada de Forbes que le confiere el título de “Jefe del libre comercio”.

“Si usted quiere casarse, no le puede decir a su cónyuge: si te casas conmigo, no tendrás la libertad de divorciarte” argumenta Macron, que se dice “favorable a la idea de casarse libremente y divorciarse libremente”.

El “exit tax”, instaurado en 2011, impone una plusvalía a las participaciones en posesión de contribuyentes que abandonan Francia, con el objetivo de disuadirlos de que transfieran su domicilio fiscal fuera del país.

El anuncio de Macron alienta la polémica, sobre todo en la oposición francesa de izquierda, que acusa al gobierno, tras la supresión del impuesto sobre la fortuna (ISF), de favorecer a los “ricos” y a los “muy ricos”.