La campaña electoral italiana llegó a su fin este viernes, antes de las legislativas del domingo, con grandes mítines en Roma, Florencia y Milán y un maratón de entrevistas televisivas para Silvio Berlusconi.

Antes del tradicional “silencio electoral” del sábado, los candidatos aprovecharon este viernes para llamar a las urnas a los cerca de 50 millones de electores, de los cuales unos 10 millones se proclaman indecisos tras una campaña marcada por las declaraciones virulentas y dominada por temas sobre los migrantes o la inseguridad.

Después de su única reunión pública conjunta, celebrada el jueves en un cine de Roma, los líderes de la heterogénea coalición de derecha, que encabeza los sondeos con un 37% de las intenciones de voto, convocaron a sus huestes por separado.

Silvio Berlusconi, el líder de Forza Italia (FI, centro derecha) tachó en una de sus cadenas de televisión al Movimiento 5 Estrellas (M5E, antisistema) de “secta loca” y anunció “la total reorganización del Estado italiano”.

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Matteo Salvini, de la Liga Norte (extrema derecha), también atacó al M5E desde Milán, considerando que en los sondeos está “sobrevalorado”, y prometió mejores condiciones de trabajo para las fuerzas de seguridad.

Un líder de la UE para Italia

El programa común de la coalición de derecha, integrada también por la postfascista Giorgia Meloni (Hermanos de Italia), prevé reducciones masivas de impuestos y una firmeza extrema con los migrantes.

No obstante, a sus líderes les cuesta esconder sus rivalidades y desacuerdos internos, especialmente sobre la cuestión europea.

Faltando apenas dos días para la votación, Antonio Tajani, actual presidente del Parlamento Europeo, aceptó oficialmente ser el candidato de Silvio Berlusconi para liderar el país y de alguna manera sustituir al magnate, inhabilitado por fraude fiscal hasta el 2019.

El hombre que tiene buenas relaciones con todos, que se mueve como un pez en el agua dentro de las instituciones europeas, es la carta vencedora del multimillonario ex primer ministro, de 81 años, quien se presenta ahora como un padre sabio para los italianos.

Pero Salvini también reivindica este puesto, asegurando que la Liga Norte quedará por delante de FI. La coalición, no obstante, no tiene garantizado que vaya a obtener la mayoría absoluta en el Parlamento.

El atípico M5E, sin ideología y dispuesto a quebrar la tradicional bipolaridad entre derecha e izquierda, según las encuestas, se confirmaría como el mayor partido del país con el 27,8% de las intenciones de voto.

“Termina el periodo de oposición”

El movimiento, fundado en 2009 por Beppe Grillo, cerró su campaña este viernes con una gran manifestación en el corazón de Roma.

“El centroizquierda está fuera de combate. Esta noche termina el periodo de oposición y empieza el periodo de gobierno” del M5E, aseguró ante miles de simpatizantes Luigi Di Maio, el joven candidato a primer ministro del movimiento antisistema.

“Hemos logrado arrasar a todos los partidos. El único partido que existe hoy en Italia es el nuestro”, afirmó Grillo. “¡Nuestros adversarios son la idiotez, la deslealtad y la indecencia!”, insistió.

“Yo no votaba desde hacía mucho tiempo, hasta que empecé a seguir este movimiento en sus inicios. Me dieron una razón, una esperanza para volver a votar y creer en este país”, declaró a la AFP Marco Becchi, un romano de 30 años.

El líder del gobernante Partido Democrático (PD), Matteo Renzi, que según los sondeos estaría al 22-23%, recorrió toda Italia para ilustrar los logros de su gobierno y pedir que la coalición de centroizquierda que lidera su partido no sea castigada con el voto del domingo, como muchos vaticinan.

Renzi, acusado de ser el responsable de ese desastre, cerró la campaña en Florencia, su ciudad, donde goza aún de popularidad.

“Se lo digo a los electores de la izquierda radical y también a los moderados: solo el voto al PD garantiza que este país no caiga en manos de Matteo Salvini”, advirtió, esgrimiendo la amenaza de una alianza postelectoral entre la Liga Norte y el M5E.

El actual jefe de gobierno saliente, Paolo Gentiloni, también del PD, con un índice del 44%, presumió de los éxitos cosechados en un año, gracias a unos mejores resultados económicos y a su estilo moderado y discreto.