Entre dos clases, la universitaria rusa Irina Papandopoulo enumera las cualidades que aprecia en el presidente Vladimir Putin: “Es fuerte, diplomático, cercano al pueblo, hace deporte”.

Esta joven de 21 años que estudia turismo en Sochi (sur de Rusia) votará por primera vez en las presidenciales del 18 de marzo. Putin es prácticamente el único que ha conocido a la cabeza del país ya que desde 1999 es presidente o primer ministro.

La “generación Putin” despierta mucho interés desde que el opositor Alexéi Navalni movilizó el año pasado a decenas de miles de partidarios apenas salidos de la adolescencia, o todavía en ella.

El opositor, que se quedó sin poder presentarse a las elecciones, llama a sus seguidores a boicotear los comicios y el Kremlin intenta granjearse la simpatía de esta franja de edad.

El día del anuncio de su candidatura a un cuarto mandato, Putin asistió a un foro de la juventud. Cuando preguntó al auditorio si lo apoyaría si se presentara a su reelección, los jóvenes gritaron “¡Sí!”.

Desde entonces acudió a varios eventos dedicados a la juventud y para seducirlos mejor nombró como jefa de campaña a Elena Shmelieva, que dirige un centro de desarrollo de jóvenes talentos en Sochi.

Menos de la mitad de los jóvenes de entre 18 y 24 años asegura que irá a votar, según un sondeo del instituto público VTsIOM, pero casi el 82% de ellos dice que votará por Putin.

“Su apoyo y aprobación al candidato Putin es más alto que en otras categorías” de edad, explica a la Agence France-Presse, Denis Volkov, del centro de encuestas independiente Levada.

Para animarles a votar, la unión rusa de la juventud, una organización que trabaja regularmente en eventos vinculados al Kremlin, organizó conciertos en institutos y universidades.

“La estabilidad es la llave del éxito”, afirma la estudiante de derecho Diana Cheniakovskaya, de 21 años, como justificación a su apoyo al presidente ruso, quien suele blandir la amenaza del “caos” en Rusia y una vuelta a la agitación de los años 1990 si él deja el poder.

‘Soportable’

Un argumento que exaspera a Olesia Khristosienko, militante pro Navalni que pega carteles en un suburbio desfavorecido de Sochi pidiendo el boicot de las elecciones.

“Muchas personas tienen miedo del cambio”, afirma, asegurando que lo único que permaneció “estable” bajo Putin es “la corrupción y el bajo nivel salarial”.

“Lo que la gente piensa es que la situación es mala pero soportable. No se imaginan siquiera que las cosas podrían mejorar” con un nuevo dirigente, lamenta la joven de 20 años.

Una semana antes, la policía registró el local de campaña en el que ella trabaja y algunos profesores advirtieron a militantes pro Navalni de que su implicación les traería problemas en la universidad, declara Olesia.

No politizados

Los jóvenes “que acudan a las oficinas de votación votarán por Putin, pero serán muy pocos. No porque estén en contra de él sino porque no se meten en política”, explica el analista Denis Volkov.

Los medios de comunicación federales ignoran a la oposición pero ésta ha conseguido hacer oír su voz entre parte de la juventud a través de las redes sociales, sobre todo gracias a los vídeos en los que Alexéi Navalni denuncia la corrupción de las élites.

No obstante, la opinión de la mayoría de los jóvenes no se verá afectada por lo que vean en la red, afirma el experto.

Nikita, de 23 años y empleado en Sochi, prefiere mirar las noticias en la televisión pública. Se siente orgulloso de su presidente pero no está seguro de que vaya a votar. “Todo depende de si ese día trabajo o de si estoy cansado. Nunca he votado y no creo que mi voto cambie mucho las cosas en un país tan grande”.