Una corte de Estambul dio marcha atrás este jueves en la decisión tomada la víspera de conceder la libertad condicional a Taner Kiliç, presidente de Amnistía Internacional en Turquía, juzgado por pertenencia a “organización terrorista”, anunció la oenegé.

“El tribunal de Estambul anuló su propia decisión de liberación tomada ayer. Taner seguirá en detención preventiva”, tuiteó Andrew Gardner, investigador especialista en Turquía de Amnistía.

“Es devastador para la familia de Taner y una vergüenza para la justicia”, añadió.

Taner Kiliç fue detenido en junio de 2017, acusado de pertenecer al movimiento del predicador Fethullah Gülen, al que Ankara considera el cerebro del golpe de Estado fallido de julio de 2016, algo que él rechaza de plano.

En una audiencia por su juicio el miércoles, un tribunal de Estambul ordenó su puesta en libertad condicional, un alivio para sus allegados y para la oenegé.

Pero después llegó la desilusión, cuando fue trasladado de noche de la prisión de Izmir (oeste) a una gendarmería para volver a ser detenido.

El fiscal había apelado la decisión del miércoles y un segundo tribunal ordenó que siguiera detenido.

La corte de Estambul que había ordenado su liberación en un primer momento se plegó a esta decisión y ordenó su mantenimiento en detención mientras dure el juicio, explicó Gardner a la AFP.

“El tribunal cambió de opinión […] ¿Por qué? Quién sabe, no se dio ningún motivo”, tuiteó Gauri van Gulik, directora del programa para Europa de Amnistía Internacional.

Kiliç es juzgado junto a otros militantes de los derechos humanos que se encuentran en libertad condicional, como la directora de Amnistía para Turquía, Idil Eser; un nacional alemán, Peter Steudtner; y un activista sueco, Ali Gharavi; acusados de haber ayudado a tres “organizaciones terroristas”: el movimiento del predicador Gülen, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y un grupúsculo de extrema izquierda llamado DHKP-C

El juicio, cuya próxima audiencia tendrá lugar el 21 de junio, reforzó la preocupación sobre la erosión de las libertades en Turquía desde el intento del golpe, tras el cual se arrestó a 55.000 personas, incluidos periodistas críticos y actores de la sociedad civil.