Las autoridades belgas redujeron este lunes su alerta terrorista a un nivel de amenaza “poco probable” en todo el país por primera vez desde enero de 2015. No obstante, la vigilancia de determinados lugares seguirá reforzada.

“Es importante avanzar ahora hacia una cultura de seguridad a largo plazo que se centre tanto en la seguridad como en la prevención de la problemática radicalización”, indicó el director del organismo encargado de evaluar las amenazas (OCAM), Paul van Tigchelt.

Van Tigchelt justificó la decisión adoptada durante una reunión del Consejo de Seguridad Nacional en el debilitamiento de la organización Estado Islámico (EI) y el hecho de que “desde hace tres meses no han habido atentados reivindicados en suelo europeo”.

Bélgica elevó su nivel de alerta de 2 a 3 a mediados de enero de 2015, un día después del desmantelamiento de la célula yihadista de Verviers, en el este, y una semana después de los atentados en París contra el semanario satírico Charlie Hebdo.

La alerta se mantuvo en ese estado correspondiente a una amenaza “verosímil”, excepto en dos ocasiones que pasó al nivel 4 de amenaza “seria e inminente”: la primera durante una semana tras los atentados de París de noviembre de 2015, los que dejaron 130 muertos.

Los atentados de Bruselas del 22 de marzo de 2016, donde murieron 32 personas, perpetrados por la misma célula que atentó en la capital gala cuatro meses antes, devolvieron el nivel de alerta a 4 durante tres días.

Pese a reducir el nivel de alerta, los militares, convertidos en una imagen habitual en las calles de muchas ciudades europeas, seguirán vigilando lugares considerados sensibles, como centrales nucleares o sinagogas, según los medios de comunicación.