Un niño de apenas dos años murió aplastado por un hombre en estado de ebriedad que se lanzó del octavo piso de un edificio para poner fin a su vida en la víspera de Año Nuevo en Ucrania.

El trágico suceso ocurrió cuando el niño salía junto a su padre del edificio, emplazado en la ciudad de Zaporiya, en el centro-oeste de Ucrania. El menor murió de forma instantánea tras recibir el impacto del cuerpo del suicida, consigna diario El País de España.

Pero la tragedia de esta familia no termina ahí, porque el caso del niño también sacó a la luz las profundas divisiones entre las dos ramas de las iglesias ortodoxas del país, la del patriarcado de Kiev y la de Moscú.

Cuando la familia del niño quiso enterrarlo, el párroco de una iglesia ortodoxa perteneciente al patriarcado de Moscú rechazó hacerlo, alegando que el bebé había sido bautizado por el patriarcado de Kiev, según la prensa local.

“El cura dijo que nuestro bebé no estaba bautizado y que nuestra iglesia era una impostura”
, contó el padre del niño, Roman Polishchuk, citado por el portal de información Forpost.

“Hay algunas líneas que no puedo cruzar: un niño bautizado por el patriarcado de Kiev es un niño no bautizado”, respondió el sacerdote, Evgueni Molchanov, según la misma fuente. “Y el patriarcado de Kiev es un fraude”.

Tras el anuncio del rechazo, estalló una pelea en la iglesia y el padre del niño golpeó al cura, según Forpost, que precisó que la familia finalmente pudo enterrar al bebé en la iglesia en la que había sido bautizado.

El rechazo a enterrar al niño es “completamente arbitrario […] no hay ningún documento oficial del patriarcado de Moscú que diga que eso debería ser así”, denunció en Facebook el portavoz de la institución de Kiev, Ievstrati Zoria.

Después de la independencia de Ucrania en 1991 y la caída de la Unión Soviética, Filaret, exjerarca del Patriarcado de Moscú, creó una Iglesia ortodoxa ucraniana de la que se autoproclamó patriarca, lo que le costó la excomunión por parte de Moscú.

La iglesia ortodoxa ucraniana dependiente del patriarcado de Moscú sigue siendo la comunidad religiosa más importante de Ucrania, por delante del patriarcado de Kiev, no reconocida por ninguna iglesia ortodoxa en el mundo.

Las relaciones entre ambas iglesias, ya de por sí tensas, se exacerbaron con la crisis ruso-ucraniana marcada por la anexión de Crimea en marzo de 2014 y que desembocó en un conflicto en el este separatista prorruso de Ucrania. Un conflicto que ha dejado más de 10.000 muertos.