El Tribunal Constitucional alemán anunció el viernes que había sido rechazado el último recurso del ex-SS y contable de Auschwitz Oskar Gröning, de 96 años, quien consideraba que no podía ser encarcelado a causa de su estado de salud.

Así, Gröning podrá ser encarcelado en cualquier momento.

Condenado en 2015 a cuatro años de prisión por “complicidad” en el asesinato de 300.000 judíos, Gröning fue declarado apto a finales de noviembre para ser encarcelado, lo que él rebatió alegando su “derecho fundamental a la vida”.

La decisión de la más alta instancia jurídica del país abre definitivamente la vía a la encarcelación del condenado.

El tribunal consideró que no existían razones para dudar de los informes médicos que lo certificaban apto para ser encarcelado. Además, “también hay que tener en cuenta el hecho de que el denunciante fue condenado por complicidad de asesinato en 300.000 casos, lo que da un peso particular a la ejecución de la sanción”, afirmó la instancia.

Durante su juicio, el anciano había asumido una “falta moral” y presentó sus disculpas en varias ocasiones. Pero su defensa solicitó su absolución, estimando que no había aportado ninguna “contribución” concreta al holocausto de los judíos.

Pero los cargos retenidos contra el ex-SS se basaban en dos puntos: se le acusaba de haber apoyado económicamente al régimen, enviando dinero de los deportados en Berlín, y de haber asistido en tres ocasiones a la “selección” en la que se separaba, a la entrada del campo, a los recién llegados entre los considerados aptos para el trabajo y los que eran ejecutados inmediatamente.

Gröning se defendió asegurando que su papel consistía únicamente en evitar robos en las maletas de los deportados, algo no vinculado con el exterminio, y recordando que había pedido en tres ocasiones -sin éxito- ser enviado al frente.

Mucho antes de ser atrapado por la Justicia, Gröning, exvoluntario de las Waffen SS, había contado su paso por Auschwitz, de 1942 a 1944, en un relato para sus familiares y luego, en unas entrevistas destinadas a “luchar contra el negacionismo”.