El ministro británico de Exteriores Boris Johnson provocó el miércoles críticas hasta en sus propias filas tras haber declarado que Libia podría volverse atractiva para turistas e inversores siempre que consiga “deshacerse de los cadáveres”.

Johnson, que viajó en agosto a Libia -país sumido en el caos y en manos de milicias tras la caída y muerte del dictador Muamar Gadafi en 2011- afirmó que empresas británicas querían invertir en la ciudad de Sirte.

Esas empresas “tienen la brillante ambición de convertir a Sirte en el próximo Dubai”, declaró el martes por la noche durante el congreso anual de los conservadores en Manchester (noroeste de Inglaterra), hablando de la “blanca arena”, la “belleza del mar” y de los “brillantes jóvenes habitantes” de la ciudad.

“Pero ante todo hay que deshacerse de los cadáveres”, dijo, antes de reír, causando un cierto malestar entre la audiencia.

EL miércoles por la mañana el viceprimer ministro británico Damian Green lamentó esas palabras.

“Boris y todos los hombres políticos deberían ser siempre cuidadosos con el uso del vocabulario”, dijo en la radio BBC

Estas declaraciones sobre Sirte, donde el grupo Estado Islámico (EI) fue derrotado en diciembre, fueron muy criticadas por Emily Thornberry, encargada de Asuntos Exteriores en la oposición laborista.

“Hablar de estos muertos como una broma (…) es increíblemente grosero, despiadado y cruel
” declaró la dirigente.

“Este comentario (…) demuestra nuevamente que Boris no está hecho para el cargo. (La primera ministra británica Theresa) May debe poner orden en el gobierno y destituirlo” declaró por su lado la diputada del partido Liberal-Demócrata Jo Swinson.

Boris Johnson respondió a estas críticas en Twitter, acusando a estas personas “que no conocen Libia” de “jugar políticamente con la realidad terriblemente peligrosa de Sirte”.