A menos de un mes del ataque terrorista que se registró en Las Ramblas, Barcelona dio vuelta la página y por sus calles circula un gran número de turistas.
“Que Dios los acompañe en su dolor” fue el mensaje de Ana Belén Pastor, oriunda de Valladolid, que dejó a los pies de un farol de estilo gótico que está al inicio del tradicional paseo de Las Ramblas y que se ha convertido en una especie de altar que recuerda a los 13 muertos producto del ataque terrorista del 17 de agosto.
Mientras Ana Belén dejaba el mensaje, otros turistas de distintas nacionalidades la miraban con expresión de recogimiento, al tiempo que una buena cantidad -homologando lo que ha ocurrido en Francia, Alemania y Estados Unidos- se sacaban una selfie con las fotos de las víctimas y las flores, haciendo visible lo que algunos han llamado “turismo de tragedia”.
Pero lo cierto es que esas son las únicas escenas que revelan el lugar físico donde ocurrió el ataque terrorista, cuando el furgón marca Fiat de color blanco, conducido por Moussa Oukabir -integrante del Estado Islámico-, ingresó a toda velocidad matando a 13 personas y dejando decenas de heridos.
El furgón avanzó calle abajo por 550 metros, golpeando todo lo que estaba a su paso. Ese día, como había ocurrido durante los últimos años, la policía española no estaba con sus vehículos sobre el tradicional paseo, algo que ahora sí ocurre para prevenir otro ataque.
Pero pese al impacto que tuvo a nivel mundial esta nueva tragedia, organizada por el Estado Islámico, hoy en Las Ramblas de Barcelona se respira tranquilidad y en ningún caso miedo, como subrayan las autoridades del ayuntamiento, todo gracias a los miles de turistas.
BioBioChile intentó conversar con los locatarios y quiosqueros, varios de los cuales estaban esa tarde en sus puestos de trabajo cuando el furgón ingresó. Sin embargo ninguno quiso hablar, explicando fuera de micrófono que recordar lo vivido a menos de un mes sería revivir el miedo y “espantar” a los turistas que todavía falta que lleguen al cierre de la época estival.
Los locatarios también comentaron fue posible voltear la página rápidamente en gran medida por el ir y venir de cientos de turistas que repletan día a día Las Ramblas y, en general, toda Barcelona.
“Eso ha ayudado mucho a que pareciera más tiempo del que realmente ha pasado”, dijo Clemente Martínez.
Previo a la Diada
La crisis provocada por el acto terrorista comenzó a quedar atrás, más aún con la “crisis política” que vive actualmente Cataluña con el gobierno español, lo que hace que los rincones de las calles de Barcelona se transformen en zonas de promoción del referéndum de autodeterminación que organizó la Generalitat.
De aprobarse el referéndum se abriría el espacio para que Cataluña se transforme en una República, independizándose de España y por ende de la corona.
Esto está marcando además las actividades del 11 de septiembre, día en que recuerdan la caída de Cataluña y su posterior anexo al reinado español.
Por ello se espera que miles de catalanes marchen por las calles, como demostración de apoyo a las autoridades del gobierno local, las mismas que ahora serán perseguidas por la justicia española, luego que se resolviera someterlos a procesamiento por delitos criminales.
Se trata del presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont; el vicepresidente, Oriol Junqueras, y los 12 consejeros que el miércoles 6 de septiembre firmaron el decreto de convocatoria al referéndum programado para el 1 de octubre. Por esta acción arriesgan hasta 6 años de cárcel.
El gobierno español, que dirige el conservador Mariano Rajoy, presentó el viernes varias acciones:
– Cuatro recursos contra las autoridades ya mencionadas.
– Un recurso contra la Ley de Ruptura, aprobada por el Parlamento de Cataluña y que en síntesis desconoce la Constitución Española, por lo cual fue declarada por Madrid como inconstitucional.
Además, Rajoy y su equipo advirtieron por escrito a todos los secretarios de los ayuntamientos catalanes las sanciones que podría tener apoyar prestando locales de votación para el referéndum que buscan implementar los autonomistas catalanes, como se les llama.
Una crisis que podría empeorar dentro de las próximas horas, mientras la alcaldía de Barcelona se ha mantenido al margen, manteniendo el vilo si abrirá los locales de votación, lo que podría llevar al fracaso del proceso producto de que 1,5 millones de catalanes votarán en esa jurisdicción.
