El Parlamento catalán empezó a debatir este miércoles la ley con la que quiere convocar el referéndum de independencia del 1 de octubre, que se enfrenta a la firme oposición de Madrid y abre en España una de las peores crisis políticas en décadas.

En una sesión muy tensa marcada por abucheos y gritos de la oposición a la presidenta de la cámara Carme Forcadell, los diputados acordaron por 72 votos a favor y 60 en contra incluir en el orden del día la votación de la ley.

Lo harán de forma urgente, ya que en una segunda votación, una mayoría de diputados acordó prescindir de los habituales trámites parlamentarios, lo que generó la ira de la oposición. En un momento dado se vio a Inés Arrimadas, líder del principal partido opositor en Cataluña, Ciudadanos, llevándose las manos a la cabeza.

“No podemos participar en una votación que lo que quiere es certificar la pérdida de derechos de los diputados”, abundó el líder de los socialistas catalanes, Miquel Iceta.

El referéndum está previsto el 1 de octubre, y en él se preguntará a los catalanes si quieren que esta región de 7,5 millones de habitantes (16% de la población española) se convierta en un “Estado independiente en forma de república”.

En principio, la ley no tendrá problemas para salir adelante, ya que los independentistas son mayoritarios en la cámara. Acto seguido, se espera que el gobierno regional catalán firme el decreto de convocatoria del referéndum.

Los independentistas harán así caso omiso del Tribunal Constitucional, que ha declarado ilegal dicha consulta.

El gobierno español aguarda por su lado la aprobación de la ley para recurrirla ante el Tribunal Constitucional, y podría para ello reunirse este mismo miércoles.

“El gobierno va a actuar de forma muy rápida pero sin prisas”, con “garantías jurídicas”, afirmó el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, a la televisión pública.

Esta votación tiene lugar por cierto tres semanas después de los atentados yihadistas que enlutaron Cataluña y dejaron 16 muertos y más de 120 heridos.