Los padres de un bebé británico gravemente enfermo defendieron este jueves ante la justicia que se les permita llevarlo a Estados Unidos para un tratamiento experimental, desafiando al hospital que lo trata y que lo considera desahuciado.

La suerte del bebé Charlie Gard, de 11 meses, ha conmovido al Reino Unido y más allá, porque el Papa y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, expresaron su apoyo a los padres después de que la justicia británica dictaminase en un principio que hay que desconectar al niño de las máquinas que lo mantienen con vida, para evitar que siga sufriendo.

Gard padece una rara enfermedad genética neurodegenerativa, tiene daños cerebrales que los médicos consideran irreversibles y necesita respiración artificial.

El abogado de sus padres, Grant Armstrong, expuso los argumentos de un médico estadounidense “de renombre mundial”, convencido de poder tratar al bebé en Nueva York. Este especialista, cuyo nombre no se difundió por orden del tribunal, aportará su testimonio por videoconferencia.

El juez de la Alta Corte de Londres ordenó este jueves que le transmitan datos “imparciales” en las próximas 24 horas
, antes de decidir si confirma o desestima el primer veredicto de la justicia.

La sentencia ordenando que dejaran morir al niño fue confirmada por varias instancias más, pero la opinión del especialista estadounidense hizo que el propio hospital Great Ormond solicitará al juez que revisara el caso.