En Trois Sauts, una pequeña comuna de la Guayana, los indígenas Wayampi votarán el sábado para elegir al presidente de Francia, pese a que nunca han visto a los candidatos ni en fotografía.

“No sabemos a quién debemos votar”, suspira Georges, un joven adulto Wayampi, uno de los seis grupos autóctonos de este territorio francés de Sudamérica. Su aldea, cercana a Brasil, únicamente es accesible por helicóptero o tras varios horas de viaje en piragua.

La segunda vuelta de las elecciones entre el centrista Emmanuel Macron y la ultraderechista Marine Le Pen se disputará en el continente americano un día antes que en Francia metropolitana.

A Marine Le Pen no la conocía, pero hablé con mi padre que me explicó muchas cosas sobre su padre, Jean-Marie Le Pen”, exlíder de la extrema derecha conocido por sus posiciones xenófobas y antisemitas, explica Frédéric, hijo de uno de los jefes de los Wayampi.

Para Marius, de 21 años, “una vez que se vota, el presidente no piensa en nosotros. No conocemos a los candidatos y no sabemos para qué sirven las elecciones”. Pese a todo, dice otro hombre, “el sábado son las elecciones, así que votamos”.

El solitario cartel de Fillon

Como muchos ciudadanos de este perímetro autóctono que reagrupa unas 80 viviendas y es prácticamente autosuficiente, Frédéric nunca ha visto el rostro de los candidatos.

“No hemos visto la foto de Emmanuel Macron ni de Marine Le Pen, solo la de François Fillon“, el candidato conservador eliminado en la primera vuelta de las elecciones, explica este joven cazador y pescador, mientras junto a él uno de los jefes trenza lianas para confeccionar una cesta.

Este año, debido a la profunda crisis social que paralizó a la Guayana, los programas de los candidatos no llegaron, excepto un cartel -transportado en helicóptero-, de Fillon, colgado junto al pequeño anexo de la alcaldía.

Las noticias apenas llegan a esta zona donde solo hay un operador móvil y la cobertura de red es errática, además de que no hay televisión porque no hay electricidad.

Lo curioso es que la participación en la primera vuelta fue del 49%, más elevada que en el conjunto de Guayana, donde casi dos de cada tres electores se abstuvieron. Para la segunda vuelta, hay poco entusiasmo: “No tengo ganas de votar”, confiesa Alban.

No hacen nada por nosotros: no hay luz, ni electricidad, nos gustaría que la aldea se desarrollara”, asegura Georges, mirando el río Oyapock, que marca la frontera con Brasil.

Fillon, vencedor

En la primera vuelta del 23 de abril, François Fillon obtuvo la mayoría de votos, con 160 votos de los 350 inscritos, justo por detrás de la abstención (178). Le Pen obtuvo tres votos y Macron, uno. Ese día “había quienes estaban en el campo o de caza”, explica Frédéric.

“Una mujer de la alcaldía dijo que no había que votar a los socialistas“, explica bajo el anonimato una madre.

La localidad está administrada por Joseph Chanel, un impopular alcalde de derecha, condenado en 2008 por “complicidad” en la extracción clandestina de oro.

“En las elecciones donde todo el mundo se conoce y se habla un poco más, es posible orientar al electorado en un sentido u otro”, explica Gamal Hooseinbux, secretario territorial del partido conservador Los Republicanos.