La comunidad judía, la minoría serbia y las asociaciones antifascistas croatas boicotearon este domingo por segundo año consecutivo una ceremonia oficial en memoria de las víctimas del campo de concentración de Jasenovac, en Croacia, reprochando a las autoridades tolerar el resurgimiento de una ideología pronazi.

El primer ministro conservador, Andrej Plenkovic, varios ministros y diplomáticos extranjeros participaron en la ceremonia en el lugar de este campo apodado el “Auschwitz croata”, desmantelado hace 72 años.

Durante la ceremonia, que terminó con un servicio interreligioso, se leyeron cartas de sobrevivientes.

El campo, situado a un centenar de kilómetros al sureste de Zagreb, fue erigido en 1941 por el régimen ustacha pronazi de Ante Pavelic que asesinó a centenares de miles de gitanos, serbios, judíos y croatas antifascistas. Un 75% de los 40.000 judíos croatas fueron asesinados.

Como en 2016, los representantes de las víctimas habían anunciado que boicotearían la ceremonia oficial para protestar frente a las autoridades a quienes reprochan su clemencia frente al resurgimiento de la ideología ustacha en el país.

Este año, las asociaciones de víctimas se indignaron además por la instalación en noviembre en Jasenovac de una placa conmemorativa con el eslogan del régimen ustacha: “Za Dom Spremni”, (Listos para la patria).

La placa fue desvelada por veteranos de una formación paramilitar (HOS) en memoria de once de sus caídos durante el conflicto de independencia de Croacia (1991-1995).

El domingo, un grupo de militantes antifascistas desplegó durante la ceremonia una pancarta reclamando que se retirara la placa.

La víspera, representantes de la minoría serbia y asociaciones antifascistas organizaron una “conmemoración alternativa” que congregó a varias miles de personas, entre ellos sobrevivientes, parientes de víctimas y diplomáticos extranjeros. La comunidad judía planificó una ceremonia para el lunes.

“No podemos aceptar, y no aceptaremos, la aversión de las autoridades al juicio sobre el carácter del régimen ustacha y su política no reactiva hacia sus símbolos”, declaró el sábado Franjo Habulin, responsable de una asociación antifascista.

Los serbios de Croacia representan un 4% y los judíos menos de 1% de los 4,2 millones de habitantes del país.

El primer ministro conservador, Andrej Plenkovic, en el cargo desde octubre, se comprometió a tratar de crear una “atmósfera de tolerancia”.

Pero a fines de febrero, decenas de militantes de un partido de extrema derecha desfilaron en el centro de Zagreb entonando “Za dom spremni”.

En enero, el director de un liceo croata en Sibenik (sur) había rechazado recibir en su establecimiento una exposición sobre Ana Frank, bajo pretexto de que presentaba al régimen ustacha como “criminal”.

Las estimaciones de la cantidad de víctimas de Jasenovac, en donde se asesinó utilizando martillos, cuchillos o a perdradas, varía entre 82.000, según el museo del campo, a 700.000, según las fuentes serbias.

El museo del Memorial del Holocausto en Washington las evalúa en unas 100.000.