A menos de una semana de la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Francia, el presidente François Hollande multiplica las advertencias contra el riesgo de un duelo final entre la ultraderechista Marine Le Pen y el izquierdista radical Jean-Luc Mélenchon.

Desde hace dos meses, Hollande recorre las provincias francesas, con hasta cuatro visitas en el terreno por semana. En cada estrado, lanza la misma advertencia: no cedan a las sirenas del populismo, a la tentación del repliegue.

“Si nos cerramos, si tenemos menos intercambios con el mundo como algunos proponen, si fabricamos solo para nuestro mercado (…) no tendríamos salidas suficientes para nuestros productos”, lanzó el viernes en Besançon (centro-este), en referencia a los programas proteccionistas de Le Pen y Mélenchon.

Discreto desde que renunció en diciembre a presentarse a su reelección, golpeado por una impopularidad récord, el presidente saliente se mantuvo en un primer momento al margen de la campaña presidencial.

Pero, frente a las encuestas que vaticinan que tanto la líder de la extrema derecha como el candidato de la izquierda radical tienen posibilidades de calificarse el próximo domingo para la segunda vuelta del 7 de mayo, el presidente salió de su silencio.

“Un partido no llega al poder sin que los ciudadanos lo hayan escogido, en democracia. Y el primero de ellos, el jefe de Estado, si no advierte, si no actúa (…) sería también el primer responsable de la llegada al poder de un partido de extrema derecha en Francia”, señaló el mandatario en una entrevista difundida el domingo.

“Cada voto cuenta”, indica un miembro del círculo de Hollande, recordando que en las elecciones presidenciales de 2002, el candidato de la extrema derecha, Jean-Marie Le Pen, se calificó a la segunda vuelta con “apenas 100.000 votos de diferencia con Lionel Jospin”, el aspirante socialista que quedó eliminado.

Las encuestas siguen dando como favoritos a disputar la segunda ronda al centrista Emmanuel Macron y a Le Pen, aunque con tendencias a la baja. Un paso detrás de ellos, Jean-Luc Mélenchon está en alza constante desde finales de marzo, codo a codo con el conservador François Fillon, que se mantiene pese a los escándalos judiciales que salpicaron su campaña.

Los cuatro candidatos se sitúan dentro del margen de error, lo que deja abierta la primera vuelta del 23 de abril.

Las encuestas añaden incertidumbre al resultado de los comicios, al afirmar que tres de cada diez franceses no han decidido aún su voto.

Campaña imprevisible

Tras un 2016 marcado por el voto a favor de la salida del Reino Unido de la Unión Europea y la elección de Donald Trump en Estados Unidos las dudas e inquietudes se han disparado.

“Esta elección tiene algo de imprevisible, increíble, impalpable”, constata un consejero del presidente. “Debemos tener cuidado”, señala el jefe de Estado en conversaciones privadas. ¿Qué pasaría si tenemos una segunda vuelta Mélenchon/Le Pen? ¿Quién ganaría?, se interroga.

El presidente, que critica sin tregua el programa de la líder de la extrema derecha, ha dirigido sus dardos en los últimos días contra Mélenchon, cuyo programa estima conduciría también a un “repliegue” de Francia y a la salida de la zona euro.

“Permitir 240.000 millones de euros adicionales significaría hacer salir a Francia de la zona euro”, dijo hace poco Hollande a la AFP, sobre el programa del candidato de “Francia insumisa”, que critica a Bruselas por haber impuesto la austeridad presupuestaria.

Advirtió también contra las medidas proteccionistas de ambos candidatos, haciendo hincapié en el “proteccionismo solidario” que defiende Mélenchon. “La tradición de la izquierda no es el proteccionismo, es la apertura”, zanjó el jefe de Estado.

Respecto a las posiciones sobre la política exterior del izquierdista, Hollande estimó que este “cae en el simplismo”, en particular en cuanto a su postura sobre la Rusia de Putin, Siria, y su silencio sobre la responsabilidad de Bashar al Asad en el uso de armas químicas.

“Jean-Luc Mélenchon no representa a la izquierda que considero como la que permite gobernar, y tiene facilidades que a veces caen en el simplismo. No podemos decir que no hay responsabilidad en las masacres químicas en Siria. No podemos considerar que Putin puede hacer lo que quiera. No podemos salir de la OTAN sin consecuencias, no podemos cuestionar la construcción europea”, señaló Hollande.

Entre las dos vueltas de las presidenciales, François Hollande llamará a votar por uno de los dos finalistas. Si Marine Le Pen se califica, llamaría a votar por su adversario, sea quien sea.

Y aunque no lo dice explícitamente, lanza mensajes a favor de su exministro de Economía Emmanuel Macron, el aspirante más europeísta.