Medio millón de rumanos se manifestaron el domingo por la noche en la sexta jornada consecutiva contra el Gobierno, pese a que el Ejecutivo derogó el decreto que despenalizaba delitos de corrupción causante del inicio de las protestas.

Las estimaciones de cadenas televisivas hablaban de entre 200.000 y 300.000 manifestantes en Bucarest, 45.000 en Cluj-Napoca y 40.000 en Timisoara. A esos balances, debía añadirse movilizaciones en otras ciudades y poblados del país.

Muchos de los manifestantes reclaman la renuncia del gobierno socialdemócrata de Sorin Grindeanu. “Renuncia” y “ladrones”, gritaban los manifestantes en Bucarest mostrando banderas tricolores y banderas de la Unión Europea.

Las protestas masivas en Rumania, las más importantes desde la caída del comunismo, provocaron que el gobierno anunciara este sábado la derogación de un decreto que despenalizaba ciertos delitos de corrupción.

El primer ministro socialdemócrata, Sorin Grindeanu, anunció en una precipitada rueda de prensa que el Gobierno se reuniría el domingo para retirar el polémico decreto. Grindeanu declaró que lo iba a hacer porque no deseaba “dividir a Rumanía”.

Suavización

El decreto había sido aprobado el martes de noche, sin pasar por el Parlamento, y desde entonces una media de 200.000 personas habían salido cada día a las calles del país.

Entre otras cosas, el decreto establecía un mínimo de 44.000 euros de infracción para poder empezar a perseguir los delitos financieros.

Además el Gobierno tenía entre manos un proyecto de ley para sacar de prisión a políticos ya condenados por corrupción.

“Es por el futuro de nuestros hijos. Queremos que se haga justicia” explicaba Georgiana Dragoi, una ama de casa, en una de las manifestaciones.

“El Gobierno quiere legalizar el crimen de cuello blanco, que es el más insidioso”, aseguraba Sergiu, un empleado de banca de 43 años y manifestante en la plaza Victoriei de la capital.