La líder y candidata de extrema derecha Marine Le Pen, que encabeza las encuestas de la primera vuelta a menos de 80 días de las elecciones presidenciales en Francia, detalla este domingo su programa centrado en la “prioridad nacional”.

El primer gran mitin de Le Pen se lleva a cabo en momentos en que su gran rival conservador, el ex primer ministro François Fillon, está inmerso en un escándalo que les beneficia a ella y al antiguo ministro socialista de Economía convertido en centrista Emmanuel Macron.

La dirigente del ultraderechista Frente nacional (FN) lidera los sondeos de intención de voto en la primera vuelta de las elecciones el 23 de abril, pero sería derrotada en la segunda, el 7 de mayo.

El triunfo del Brexit y la llegada al poder de Donald Trump en Estados Unidos impulsaron a todos los partidos de extrema derecha en Europa y a los movimientos nacionalistas antisistema.

Le Pen, de 48 años, reveló el sábado los “144 compromisos” que constituyen su programa presidencial, en el que no hay grandes cambios pero sí algunas precisiones semánticas sobre el euro o la pena de muerte.

En caso de ser elegida, propone dos referéndums, uno para inscribir en la Constitución la “prioridad nacional” en ámbitos como el empleo y el otro sobre la Unión Europea para “recuperar” cuatro “soberanías” (presupuestaria, territorial, monetaria y legislativa).

En su intento de mejorar la imagen de la extrema derecha en Francia, Le Pen modificó su vocabulario y ya no promete la “salida del euro”, sino “restablecer una moneda nacional”. Asimismo deja por ahora de lado el restablecimiento de la pena de muerte y propone una “cadena perpetua real”.

Según Marine Le Pen, los franceses comparten mayoritariamente su visión sobre “la defensa de nuestra civilización”. Su partido avanza en todas las elecciones desde 2011 con un programa antieuropeo y antiinmigración.

Le Pen quiere transformar esta campaña en un referéndum entre “patriotas” y “globalizadores”. En este último rubro incluye, entre otros, a su rival Macron.

Macron, quien no se sitúa “ni a la derecha ni a la izquierda”, parece ahora el mejor posicionado para afrontar a Le Pen.

Por detrás se sitúan el socialista Benoît Hamon, candidato de una izquierda desunida y el tribuno de la izquierda radical Jean-Luc Mélenchon, quien a su vez tendrá un doble mitin el domingo, uno en persona en Lyon y otro en holograma en París.

La aceleración de la campaña electoral se produce después de 10 días de “Penelopegate”, el escándalo de los presuntos empleos ficticios de la esposa de François Fillon, que llevaron al inicio de una investigación por desvío de fondos públicos.

Fillon está acusado de haber contratado durante años a su esposa Penelope y a dos de sus hijos por una suma cercana a los 900.000 euros.

Marine Le Pen también es acusada de empleo ficticio en el caso de una asistente pagada con fondos europeos para remunerar a colaboradores de su partido. La candidata niega haber cometido cualquier abuso y denuncia un “combate político” del parlamento contra su partido.

La hija del cofundador del Frente Nacional Jean-Marie Le Pen, que hasta ahora se ha mantenido discreta en la campaña, espera capitalizar el rechazo a los partidos tradicionales y responder a los miedos a la inmigración, el islam y la seguridad en un país golpeado por una serie de sangrientos atentados yihadistas en los dos últimos años.