Tres cadáveres más fueron recuperados este martes entre los escombros a de del hotel devastado la semana pasada por una avalancha de nieve en el centro de Italia, con lo que el número de víctimas se elevó a 15 y el de desaparecidos es de 14.

Paralelamente se realizan los primeros funerales en Farindola, la localidad más cercana al hotel de los Apeninos, en un clima de tristeza e impotencia.

Los equipos de socorristas siguen excavando día y noche en una carrera desesperada para intentar encontrar personas con vida.

“Vamos a dejar de buscar sólo cuando tengamos la seguridad de que no hay nadie bajo los escombros”, aseguró a la prensa Luigi D’Angelo, uno de los responsables de la protección civil.

“Estamos por derruir el corazón de la estructura, la zona comprendida entre la cocina, el bar y el vestíbulo. Se continuará hasta que encontremos a todos”, explicó.

Los socorristas están derribando el muro espeso que separaba la cocina del bar del hotel Rigopiano, donde estiman que se encuentra un grupo de huéspedes.

Después de las esperanzas suscitadas por el hallazgo el viernes de nueve supervivientes tras 48 horas de frío, así como el descubrimiento con vida el lunes de tres cachorros de perros, la posibilidad de encontrar personas con vida disminuye con el paso de las horas, ya que los socorristas comienzan a extraer sólo cadáveres.

En Farindola, a pocos kilómetros del hotel, varias decenas de personas asistieron bajo la lluvia al funeral de Alessandro Giancaterino, de 42 años, el jefe de los meseros, entre los primeros hallados, hermano del ex alcalde de la ciudad, Massimiliano Giancaterino, quien autorizó hace 10 años la remodelación y ampliación del hotel, hoy en día fuertemente cuestionada por su localización.

En Penne, otra localidad cercana al hotel de lujo devastado, se celebrará este martes el funeral de Gabriele D’Angelo, un mesero de 31 años de edad, otro trabajador de la localidad de montaña, en el parque del Gran Sasso.

La justicia italiana abrió una investigación por homicidio con el fin de establecer si se hubiera podido evitar la tragedia y si hay responsables de ello.

En una conferencia de prensa celebrada el lunes, la fiscal de Pescara, Cristina Tedeschini, explicó que hubo “una cadena de ineficiencias e interferencias” en la comunicación entre los responsables de encarar la emergencia.

Sin embargo, la magistrada reconoció que todavía no se puede determinar si una mejor organización hubiera podido salvar vidas.