El Estado noruego, condenado por el trato “inhumano” de Anders Behring Breivik, justificó este miércoles la restricción de los contactos del asesino neonazi con el exterior acusándolo de querer difundir su ideología desde la cárcel, incluso mediante anuncios clasificados.

En el segundo día de juicio a raíz de la apelación del Estado contra su condena, el fiscal general, Fredrik Sejersted, explicó que Breivik -que el 22 de julio de 2011 mató a 77 personas en su mayoría adolescentes pertenecientes a la Juventud Laborista noruega- seguía el plan descrito en el manifiesto que difundió justo antes de la matanza.

“Terminó con la fase de combate activo y ahora prosigue su proyecto en calidad de ideólogo para formar redes”, aseguró.

“Tenemos motivos de pensar que desgraciadamente el proyecto ideológico de Breivik transcurre como lo tenía previsto“, agregó.

El ultraderechista, de 37 años, contempló incluso la posibilidad de utilizar “anuncios clasificados románticos” como medio de difusión ideológica dado que su contenido está altamente protegido por la Corte Europea de Derechos Humanos, según se desprende de una de sus cartas que, como toda su correspondencia, fue leída por las autoridades penitenciarias.

“En principio, considero la redacción de anuncios de contactos como una actividad tan pasada de moda que debería ser un delito”, escribió Breivik en una carta dirigida a simpatizantes en agosto de 2015, de la que Sejersted leyó algunos fragmentos.

“Pero para romper el bloqueo de información a cualquier precio, veo en ella una vía de experimentación. Paradójicamente, no existe ningún otro tipo de texto tan protegido en su publicación como un anuncio de contactos“, explicó.

Breivik fue condenado en agosto de 2012 a una pena de 21 años de reclusión que puede ser prolongada indefinidamente. En prisión dispone de tres celdas donde puede ver televisión, jugar a videojuegos y hacer ejercicio físico, pero fue sometido a un prolongado aislamiento que valió la condena del Estado noruego.

En sus argumentos preliminares, Sejersted justificó este estricto régimen de detención debido a la peligrosidad del extremista y a la necesidad de impedir que construya una red susceptible de perpetrar nuevos ataques.