La justicia europea decretó este miércoles que los bancos españoles reembolsen a sus clientes los réditos obtenidos por incluir unas cláusulas abusivas en las hipotecas, decisión que provocó fuertes caídas en la Bolsa en Madrid.

Según el Banco de España, los costes de este reembolso superarían los 4.000 millones de euros para el sector bancario, que hace cuatro años requirió de un rescate europeo de 41.300 millones de euros.

Por años, las entidades financieras comercializaron con créditos hipotecarios a interés variable con unas cláusulas, “cláusulas suelo”, que restringían la caída de las tasas hasta un determinado límite, incluso si se desplomaban los tipos bancarios.

En mayo de 2013, el Tribunal Supremo español declaró ilegales estas cláusulas pero sólo decretó el reembolso de los réditos obtenidos por ellas a partir de la publicación de la sentencia.

Ahora, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, con sede en Luxemburgo, estimó que decretar injustas estas cláusulas implica “devolver al consumidor a la situación en la que hubiera estado en el caso de no haber existido estos términos”.

En resumen, los beneficiarios de estas hipotecas tendrán “el derecho de obtener el reembolso total de las cantidades pagadas de más a los bancos”.

“Va a ser una cuestión muy controvertida“, aseguró Erick Berguer, abogado especialista en derecho bancario.

El Tribunal Supremo es la máxima instancia del ordenamiento jurídico español por lo que sus resoluciones no admiten recurso y son irrevocables.

Según Berguer, la resolución de Luxemburgo “será aplicable a los procesos pendientes pero surge la duda para los pleitos ya resueltos por sentencia firme”.

Caídas en bolsa

La sentencia supone un jarro de agua fría para las entidades bancarias. En la Bolsa de Madrid, sus valores se desplomaban: Banco Popular caía un 6,91% y Banco Sabadell y Caixabank se acercaban al -4% en un mercado que perdía un 0,82% a mediodía.

Liberbank, fuera del selectivo Ibex-35 pero muy expuesto a estos créditos hipotecarios, registraba un -11,63%.

La banca española se benefició a principios de siglo de la burbuja inmobiliaria, firmando numerosos créditos hipotecarios aprovechando la actividad desenfrenada del sector de la construcción.

En su momento álgido, en 2007, se contrataron 1,78 millones de hipotecas por un valor de 300.000 millones de euros. En 2015, esta cifra cayó a 372.000 créditos por un valor de 49.000 millones, según las cifras del INE.

Esta situación hundió al país en una larga crisis, destruyendo millones de empleos y dejando sin recursos a muchas familias.