Se trata del primer juicio en más de un década contra un grupo extremista estadounidense por delitos de este tipo. En este caso, la cúpula de Oath Keepers está acusada de pretender detener por la fuerza la confirmación por parte del Congreso del triunfo del presidente, Joe Biden, en las presidenciales de 2019.

El juicio por sedición a cinco miembros del grupo de extrema derecha Oath Keepers comenzó el lunes con los fiscales acusándolos de armarse fuertemente el 6 de enero de 2021 para atacar el Capitolio y mantener a Donald Trump en la Casa Blanca.

El abogado del Departamento de Justicia, Jeffrey Nestler, afirmó que el fundador del grupo, Stewart Rhodes, un exmilitar conocido por su parche negro en el ojo y sus feroces diatribas, sabía exactamente lo que estaba haciendo cuando condujo a los miembros de su milicia a la sede del Congreso estadounidense.

Nestler mostró videos de la violenta toma del Capitolio llevada a cabo por decenas de miembros del grupo vestidos con ropa de combate, y señaló que Rhodes los dirigió “como un general en el campo de batalla”, mientras los legisladores intentaban certificar la victoria de Joe Biden, rival de Trump en las elecciones presidenciales de 2020.

El 6 de enero, los Oath Keepers “trazaron un plan para una rebelión armada (…) conspirando para oponerse por la fuerza al gobierno de los Estados Unidos”, dijo Nestler.

“No fueron a la capital a defender ni a ayudar. Fueron a atacar”, sostuvo.

Pero el abogado de Rhodes, Phillip Linder, aseguró que su defendido, licenciado en derecho por la prestigiosa Universidad de Yale, era “extremadamente patriota” y “un experto constitucional”.

Según él, los Oath Keepers habían ido a Washington para brindar seguridad para el discurso de Trump ese día y otros eventos trumpistas. “Los Oath Keepers son casi una fuerza de mantenimiento de la paz”, agregó.

“Stewart Rhodes no tenía ninguna intención violenta ese día”, insistió. Dijo que los Oath Keepers habían creado una “fuerza de reacción rápida” armada ese día en caso de que se necesitara, y que habría sido “defensiva” si Trump los hubiera llamado.

“Cobertura legal”

Rhodes es juzgado junto a cuatro líderes regionales de su milicia.

Sus abogados dijeron en documentos judiciales que no querían derrocar al gobierno, pero esperaban que Trump declarara el estado de insurrección, en virtud de una ley de 1807 que permite a los presidentes estadounidenses movilizar ciertas fuerzas armadas en circunstancias excepcionales.

Pero para el abogado del Departamento de Justica este argumento es solo una estrategia de Rhodes para protegerse.

“Lo que dice Rhodes sobre la Ley de Insurrección fue una cobertura legal”, dijo Nestler.

Sin embargo, el mismo Rhodes manifestó que de lo único que se arrepentía es de “no haber traído rifles” aquel día, según una grabación que han presentado los fiscales durante la última sesión del juicio celebrada este lunes contra varios miembros por sedición.

“Lo único que lamento es que ellos (el grupo) deberían haber traído rifles”, se puede escuchar a Rhodes en la grabación tomada días después del asalto, en la que se puede oírle también afirmar que en caso de contar con las armas necesarias el asunto podría haber quedado “arreglado en ese mismo momento”.

En otra grabación se le escucha reconocer a Rhodes que apelar a dicha Ley de Insurrección es una forma de dar “cobertura legal” a estas acciones ilegales.

Cientos de detenidos

Ya hay algunos integrantes de Oath Keepers que han reconocido en audiencias y juicios previos estos vínculos, como Kellye SoRelle que reveló que se puso en contacto con el antiguo asesor de la Casa Blanca, Andrew Giuliani -hijo de Rudy Giuliani-, o William Todd Wilson, quien contó como Rhodes “imploró repetidamente” ponerse en contacto con Trump para hacerle saber que estaban listos par detener la transferencia pacífica de mandato.

Desde la asonada al Capitolio, más de 870 personas fueron detenidas y alrededor de 100 recibieron penas de prisión, incluidos los autores de violencia contra la policía. Hasta ahora, sin embargo, nadie había tenido que enfrentar la acusación de “sedición”.

Rhodes, Kelly Meggs, Thomas Caldwell, Jessica Watkins y Kenneth Harrelson son los primeros en ser juzgados por este cargo, que se deriva de una ley aprobada después de la Guerra Civil estadounidense para reprimir a los últimos rebeldes del sur.

Castigado con 20 años de prisión, implica haber planeado el uso de la fuerza para derrocar al gobierno u oponerse a una de sus leyes. Se diferencia de la insurrección, que tiene un carácter más espontáneo.

Según el acta de inculpación, los acusados “conspiraron para oponerse por la fuerza a la transferencia legal del poder presidencial”.

En concreto, Rhodes es acusado de haber comenzado a reunir a sus tropas en noviembre de 2020. “No vamos a salir de esto sin una guerra civil”, les escribió dos días después de las elecciones presidenciales, en un mensaje encriptado.

Los miembros del jurado fueron seleccionados la semana pasada después de que el juez Amit Mehta negara una solicitud de la defensa para trasladar el juicio fuera de Washington con el argumento de que los residentes podían estar predispuestos en contra de los acusados debido a la violencia desatada el 6 de enero de 2021.

El abogado de Rhodes también le pidió al magistrado que prohibiera durante el juicio el uso de términos que se usan con frecuencia para referirse a los Oath Keepers, como “antigubernamental”, “milicia organizada”, “extremistas”, “racistas” y “nacionalistas blancos”.