El presidente Joe Biden fue a la iglesia el sábado en su ciudad natal, un día después de que los obispos católicos de Estados Unidos le desafiaran por su apoyo al derecho al aborto.

El mandatario y la primera dama Jill Biden pasaron un tiempo en en la iglesia St. Joseph on the Brandywine de Wilmington, Delaware.

También visitaron el cementerio de la iglesia, donde están enterrados la primera esposa del presidente, Neilia, su hijo Beau y su hija pequeña, Naomi.

Biden, de 78 años, es un católico devoto que asiste a misa al menos una vez a la semana, y apoya la histórica decisión de 1973 de la Corte Suprema de Estados Unidos que concede a la mujer el derecho al aborto.

El viernes, los obispos estadounidenses acordaron redactar una declaración sobre el significado de la sagrada comunión que podría usarse para negar ese sacramento al líder estadounidense.

La eucaristía, también conocida como la santa comunión, es uno de los rituales más sagrados de la religión católica y algunos líderes conservadores de la iglesia han llamado a negar el sacramento a los políticos que apoyan el derecho al aborto.

Biden pareció descartar el viernes la posibilidad de que se le negara la comunión. “Es un asunto privado y no creo que vaya a suceder”, dijo a periodistas.

Depende de cada obispo local decidir quién recibe la comunión en su diócesis.

En 2019, un sacerdote de una iglesia católica de Carolina del Sur rechazó la sagrada comunión a Biden debido a su postura sobre el aborto.

El Catholic News Service informó en mayo que el Vaticano había advertido a los obispos estadounidenses que procedieran con cautela con políticas diseñadas “para abordar la situación de los católicos en cargos públicos que apoyan la legislación que permite el aborto, la eutanasia u otros males morales”.