Los demócratas iniciaron este lunes en Iowa la maratón de primarias para designar al rival de Donald Trump en las presidenciales de noviembre, una votación cargada de suspenso y eclipsada por el juicio político contra el mandatario en Washington.

Las votaciones comenzaron a las 19:00 locales (22:00 de Chile) en unas 1.700 localidades de Iowa, un pequeño estado del medio-oeste de Estados Unidos, donde el senador por Vermont Bernie Sanders, se perfila como favorito, cuatro años después de haber perdido frente a Hillary Clinton en este mismo distrito.

“Creo que va a ser un resultado muy cerrado”, dijo a la cadena NBC el exvicepresidente Joe Biden, segundo en las preferencias con una campaña centrista que apela a su su larga experiencia en el Senado y los ocho años que pasó en la Casa Blanca durante el gobierno de Barack Obama.

Biden, que lidera los sondeos a nivel nacional, pasó el día agradeciendo el trabajo a su equipo de campaña en Iowa
, al que llevó pizzas a la espera del inicio de las asambleas.

Gozando de un clima inhabitualmente cálido para esta época del año, Biden salió de su bus de campaña sonriente con lentes de sol y vestido con una chaqueta y sin corbata.

En la carrera, Sanders -un candidato progresista que se define como socialista democrático y defiende un sistema de salud universal- tiene 28% con siete puntos de ventaja frente a Biden, según un sondeo de Emerson College. Ambos son septuagenarios.

“Si la participación es alta, si gente que no se involucra participa (…) si la gente joven y la clase obrera viene, no solo es posible ganar, sino que podemos tener un gran victoria”
, dijo Sanders este fin de semana antes de la votación, que no será con papeletas sino mediante asambleas comunitarias de electores conocidas como “caucus”.

Más abajo en las encuestas están el joven exalcalde de la ciudad de South Bend, Indiana, Pete Buttigieg; y la senadora por Massachusetts Elizabeth Warren. Más rezagada está la senadora por Minesota Amy Klobuchar.

Este año, la atención de las primarias está eclipsada por el juicio político contra el presidente Trump, un proceso que se espera culmine a mediados de esta semana con la absolución del magnate inmobiliario en el Senado, donde los republicanos son mayoría.

Para los tres senadores en la contienda demócrata, Sanders, Warren y Klobuchar, el juicio contra Trump ha significado quedarse en Washington para asistir al proceso, sin poder casi hacer campaña en este pequeño estado rural donde el contacto con la población es clave.

“Derrotar a Donald Trump”

“¡Lo más importante es derrotar a Donald Trump!”, repitió la senadora Warren, de 70 años, que levantó una candidatura progresista en contra de los abusos del sistema financiero.

Biden, por su parte, se jactó de tener un “amplio apoyo” entre las minorías y de tener experiencia en el gobierno.

“¿Quién más va a estar listo desde el primer día en levantar el teléfono para llamar a los líderes mundiales”, planteó Biden.

El cierre de la campaña el fin de semana se jugó en el terreno de este estado, elector por elector, con miles de militantes golpeando puertas, llamando por teléfono o colocando pancartas.

A diferencia del voto secreto, en esta votación en asambleas los electores se levantan para congregarse y mostrar su apoyo al delegado de algún postulante.

Los candidatos que alcancen un 15% de apoyos en cada caucus pasarán a una siguiente fase representados por sus delegados y si no lo consiguen sus simpatizantes pueden dar su apoyo a otro, lo que puede provocar cambios en el tablero de ganadores.

En este escenario la participación es crítica y los candidatos y sus delegados intentaron hasta el último segundo persuadir a los votantes defendiendo sus posturas en materias de salud pública, impuestos y reformas de gobernabilidad.