Durante un banquete en Londres, en honor al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, la reina Isabel II del Reino Unido y el mandatario buscaron acercar perspectivas.

“Al mirar hacia el futuro, tengo confianza en que nuestros valores comunes y nuestros intereses compartidos nos continuarán uniendo”, expresó la soberana británica, de 93 años, en una cena de gala a la que asistieron 170 invitados, entre ellos 16 miembros de la familia real británica y la primera ministra, la conservadora Theresa May.

En un discurso centrado en la estrecha relación que une a Washington y Londres desde la Segunda Guerra Mundial, la monarca resaltó ante Trump el valor de las instituciones multinacionales que se constituyeron tras aquella contienda.

“El Reino Unido y Estados Unidos trabajaron con otros aliados para construir diversas instituciones internacionales, para asegurarse de que los horrores del conflicto nunca se repetirán”, indicó Isabel II.

“A pesar de que el mundo ha cambiado, siempre seremos conscientes del sentido original de esas estructuras: Naciones trabajando juntas para salvaguardar una paz ganada con mucho esfuerzo”, agregó la reina, antes de proponer un brindis en honor del presidente de Estados Unidos.

Trump, por su parte, rindió tributo a su anfitriona, al término de la primera de las tres jornadas previstas de su visita de Estado al Reino Unido, que inició esta mañana de lunes (3 de abril de 2019).

“Su Majestad inspiró a sus compatriotas en aquella lucha para apoyar a sus tropas, defender su tierra y vencer al enemigo a cualquier precio”,
afirmó Trump al rememorar la colaboración transatlántica durante la Segunda Guerra Mundial. “El vínculo entre nuestras naciones quedó sellado para siempre en aquella gran cruzada”, agregó.

“Nos mantenemos firmes en que nuestros valores comunes nos unirán durante mucho tiempo en el futuro. La libertad, la soberanía, la autodeterminación y el imperio de la ley”, subrayó Trump, para quien la reina representa “un símbolo constante de esas tradiciones inestimables”.

Tres días precedidos por la polémica

El presidente estadounidense Donald Trump inició este lunes, con un ceremonioso recibimiento por parte de la reina Isabel II, una controvertida visita de Estado de tres días a Reino Unido marcada por sus insultos al alcalde de Londres y sus comentarios sobre el “brexit”.

Como sea, Trump y su esposa Melania fueron acogidos en el Palacio de Buckingham con toda la pompa que corresponde a una visita de Estado por la reina. “La reina y toda la familia real estuvieron fantásticos”, tuiteó Trump, afirmando no haber visto ninguna manifestación de protesta en su contra e insistiendo en que la relación entre los dos países era “muy sólida”.

Junto al príncipe Carlos y su esposa Camila escucharon a la banda real tocar los himnos estadounidense y británico y Trump pasó la ceremonial revista a la guardia de honor. Otros miembros del clan Trump, incluida su hija Ivanka, observaron desde el balcón del palacio acompañados por el príncipe Felipe, esposo de la reina.

Tras un almuerzo privado, la pareja presidencial admiró la colección de arte real antes de visitar la Abadía de Westminster, donde hicieron una ofrenda floral a la tumba del soldado desconocido bajo los cánticos de un coro infantil.

Antes del banquete nocturno, la tarde terminó con un protocolario té en la residencia del príncipe Carlos, un firme defensor de la ecología y la lucha contra el cambio climático conocido por no morderse la lengua.

Primera visita de Estado a Gran Bretaña

Esta es la primera visita de Estado de Trump a Reino Unido, tras un intento frustrado en julio pasado que acabó transformándose en una simple visita de trabajo debido a las masivas protestas de los londinenses.

También en esta ocasión se han convocado grandes manifestaciones contra su presencia, en particular el martes coincidiendo con su encuentro con la primera ministra Theresa May.

Sus organizadores, que esperan repetir la convocatoria del año pasado, harán volar de nuevo un enorme globo representando a un “bebé Trump” naranja. Pero ya el lunes, militantes de Amnistía Internacional desplegaron cuatro grandes pancartas que llamaban a resistir a “Trump”, al “racismo”, al “sexismo” y al “odio” sobre un puente frente a la embajada estadounidense.

Además, tras toda la pompa persiste la incomodidad en un país cuya primera ministra debe dejar oficialmente el cargo el viernes, derrotada por su incapacidad para llevar a cabo un “brexit” decidido por referéndum en 2016 pero aplazado ya dos veces, ahora hasta el 31 de octubre.