A partir de este jueves, el estadounidense Don Johnson (68) pasará a formar parte de la lista de los ejecutados por la pena capital en Estados Unidos. El hombre mató por asfixia a su esposa Connie en 1984, introduciéndole una bolsa de papel en su garganta. A la espera de la inyección letal, el hombre realizó dos actos de supuesta “reconciliación”.

Según detalla la revista Business Insider, Johnson estuvo 35 años de su vida en prisión, mientras se generaban alegatos para rebajar su condena de pena de muerte, lo que fue negado sistemáticamente por el estado de Tennessee.

En sus últimos años, el hombre se había convertido a la Iglesia Adventista del Séptimo Día, por lo que era común verlo predicando y leyendo la biblia mientras esperaba por su ejecución.

Sin ir más lejos, la propia congregación estatal le pidió al gobernador, Bill Lee, que le concediera un indulto y evitara que su sentencia se ejecutara, pero la autoridad negó este requerimiento el pasado martes y todo siguió en pie.

Captura | Fox News
Captura | Fox News

Por su parte, la defensa de Johnson se había avocado los últimos años a pedir la clemencia del estado indicando que él “había pasado de ser un tipo, tramposo, estafador y violento a convertirse en un abuelo que se dedicaba a llevar palabras de consuelo a los demás”.

Ya sin mayor remedio, la cadena Fox News indicó que el hombre realizó dos actividades el pasado lunes. La primera de ellas consistió en escribir una carta en la que daba cuenta de su supuesta conversión y pedía perdón por sus crueles actos.

Uno de los párrafos más sentidos indica: “Sin embargo, las palabras no parecen ser suficientes. Realmente lamento mi vida y lo que me convertí en el proceso. Sigo y seguiré llevando el dolor de todo lo que he causado a otros, a quienes amo. Gracias a la persona que soy ahora y en quien me convertí me di cuenta que no era un hombre sino un monstruo. Estaba determinado a no aceptarlo y busqué al Señor porque estaba en el fondo de un precipicio y la única manera que me quedaba era subir hacia él”.

Mientras que en otro agregó: “Porque mientras viva llevaré conmigo el peso de las cosas que he hecho y el dolor que he causado a otros, y continuaré orando para que el Señor me haga una mejor persona, para que pueda compartir un poco de esperanza y compartir el amor del Señor que se me ha mostrado”.

A esto se suma que, según las leyes de Tennessee, a los condenados a Pena de Muerte se le da la posibilidad de elegir una cena por un valor máximo de 20 dólares. En el caso de Johnson, él prefirió donar su pizza vegetariana a la caridad.

El asesinato de Connie Johnson

De acuerdo a los archivos de la policía estadounidense, Don y Connie Johnson se casaron hacia el año 1982. Ambos habían tenido matrimonios previos y, en el caso de la mujer, ella tenía un hijo de su relación anterior.

No obstante, cercanos a la familia declararon, en 1984, que la relación entre ambos estaba sumamente deteriorada, las peleas eran cosa de todos los días y que Don lucía cada vez más angustiado.

Connie Johnson y su hijo Jordan
Connie Johnson y su hijo Jordan

El asesinato de la mujer se produjo el 24 de diciembre de aquel año, al interior del trabajo de Connie, que prestaba apoyo en una tienda de insumos para personas que salen a acampar en la naturaleza.

Johnson planeó matar a su mujer en el lugar de trabajo para no dejar demasiadas sospechas. De acuerdo a los informes, ambos forcejearon por varios minutos al interior de una oficina, pero el hombre dio algunos golpes de puño a su mujer, para luego asfixiarla metiendo una bolsa de papel en su garganta.

Hasta el día de hoy no existen razones profundas que expliquen por qué el sujeto tomó esa fría determinación, aunque uno de sus amigos relató a la policía que él generalmente expresaba que no sería capaz de soportar otro divorcio.

Finalmente, su juicio se extendió por varios años, hasta que una corte de Tennessee lo condenó a la pena capital. Los alegatos pidiendo clemencia se extendieron por décadas, pero ninguno de ellos dio resultado.

“El homicidio fue inhumano y brutal en un grado casi indescriptible”, dijo el juez el día de su condena.