El veto migratorio de Donald Trump quedó congelado, al menos en el caso del pequeño Abdullah Hassan de dos años. Shaima Swileh, su madre, llega este miércoles procedente de El Cairo, Egipto, a despedirse de su pequeño hijo, quien será desconectado de un respirador artificial.

La enfermedad terminal que posee el niño lo tiene desde hace 5 meses postrado y conectado en una cama del UCSF Benioff Children’s Hospital Oakland en San Francisco, California. Los médicos dijeron que no pueden hacer más por él. El pasado lunes, la familia del menor hizo el último llamado desesperado al Departamento de Estado para obtener el ingreso al país, con el fin de que su madre se despida de él.

El panorama se pintaba dificil, pese al fin humanitario. Desde que Donald Trump llegó a la presidencia de EEUU, Yemen y otros 6 países entraron a la lista de veto migratorio para impedir el ingreso de ciudadanos procedentes de varias naciones musulmanas. Dos instancias judiciales detuvieron la medida, pero en una movida estratégica, el mandatario agregó a Venezuela y a Corea del Norte en el listado y así se libró de todo reclamo por discriminación religiosa en la iniciativa.

Ali Hassan, padre del menor quien lo acompaña en sus últimos momentos de vida, dijo a la prensa estadounidense que la petición de la madre es genuina: “Lo único que ella quiere es darle la mano por última vez”. La historia ha sido contada en varias etapas por el periódico San Francisco Chronicle.

The Independent
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La cruel guerra en Yemen, hizo a los Hassan abandonar su país y refugiarse en territorio egipcio hace menos de dos años, pero la enfermedad del pequeño conocida como hipomielinización, padecimiento cerebral que afecta su capacidad para respirar, obligó a padre e hijo, con nacionalidad estadounidense, ha trasladarse a suelo norteamericano para buscar un tratamiento definitivo. No hubo éxito.

La familia del hombre se radicó en Estados Unidos en la década de los 80 y de ahí, que este y su hijo obtuvieran la nacionalidad estadounidense.

Sin embargo, la mujer no ha conseguido el mismo estatus migratorio, por lo que su esposo había hecho un llamado desesperado para reunirse como familia en este duro momento.

“Mi esposa me llama todos los días, con ganas de besar y abrazar a su hijo por última vez”, ha dicho Hassan. “El tiempo se acaba. Por favor ayúdenos a reunir a mi familia otra vez”.

San Francisco Chronicle
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