Más de una semana después de las elecciones de medio mandato en Estados Unidos, el estado de Florida carece aún de resultados definitivos en dos de sus principales carreras y, sumido en un atolladero de demandas y apelaciones, deberá hacer un segundo recuento a mano.

Este jueves, venció un plazo que tenían las autoridades electorales para entregar los resultados de un recuento de los votos, que comenzó el sábado luego de que no fuera posible definir ganadores en las carreras por la gobernación, por un escaño en el Senado federal y otros puestos locales tras las elecciones del 6 de noviembre.

No obstante un condado, el de Palm Beach en la costa sureste de Florida, fue incapaz de cumplir el plazo por desperfectos en sus máquinas de conteo -motivo por el cual numerosos votos no serán contabilizados.

“Fue un esfuerzo heroico”, dijo a periodistas la supervisora electoral de Palm Beach, Susan Bucher. “Pero quedamos estancados con problemas mecánicos”.

El republicano Ron DeSantis, favorito del presidente Donald Trump, sería el nuevo gobernador tras triunfar sobre su rival, el demócrata Andrew Gillum, con una diferencia de 0,4%.

Gillum insiste en que deben contarse todos los votos y aún no acepta la victoria de su rival, luego de reconocerla durante la noche electoral y de haberse retractado cuatro días después.

“Un voto rechazado es justicia negada”, dijo en un comunicado. “Hay decenas de miles de votos que aún debe ser contados”.

El diario Miami Herald ya da ganador a DeSantis, aunque el resultado oficial se dará a conocer el martes.

Otras dos carreras, entre ellas la de senador, seguían teniendo márgenes de victorias tan estrechos (menores a 0,25%), que el secretario de Estado de Florida, Ken Detzner, ordenó el jueves un recuento manual
cuyos resultados deben entregarse el domingo.

“Esto es lo que habíamos estado buscando desde el principio”, dijo Marc Elias, el abogado del contendiente demócrata Bill Nelson, en una teleconferencia de prensa.

Nelson, actual senador, defiende su puesto ante el reto del gobernador republicano, Rick Scott, quien aventaja la contienda por poco más de 13.000 votos en una participación electoral de ocho millones.

Entretanto, una decena de demandas con toda clase de argumentos han caído sobre distintos circuitos electorales, exigiendo anular o incluir votos, ajustar plazos o postergarlos.

En un golpe para los demócratas, el juez federal Mark Walker -que maneja un puñado de estas demandas- negó una moción que pedía que se postergara este plazo del jueves para que se pudieran contar todos los votos. Entre ellos los de Palm Beach, que tiende a ser liberal.

“Todos saben cómo terminará esto”

En medio de este caos, el mismo juez falló el jueves por la mañana en una causa separada a favor de Nelson y del partido Demócrata, que objetaban que unos 4.000 votos habían sido rechazados porque las firmas de los electores mostraban inconsistencias.

El juez Walker ordenó a los circuitos electorales que permitan a los votantes corregir las boletas que fueron rechazadas debido a la disparidad de firmas antes del sábado a las 17:00 locales (19:00 de Chile).

Rick Scott apeló de inmediato. “Todo el mundo sabe cómo terminará esto”, dijo su portavoz, Chris Hartline. “Cuando el recuento se haya completado esta tarde, Nelson tendrá que decidir si quiere preservar su legado e irse con dignidad [del Senado], o si quiere ser recordado por siempre como un tipo que fue utilizado por agrupaciones con intereses liberales”.

Gane quien gane, los republicanos mantendrán su mayoría en el Senado, pero si el escaño sigue en manos de los demócratas, su ventaja se verá disminuida.

El presidente Donald Trump ha intervenido exigiendo a los candidatos demócratas que acepten la derrota.