Fue el fotógrafo neoyorquino de aves, Gus Keri, quien captó durante varios segundos un espectáculo, cuyo protagonista es un visitante foráneo. Se trata de un pato mandarín, una especie que viene de Asia pero aparece y desaparece misteriosamente en Central Park.

Desde que las imágenes fueron difundidas, entre otros sitios, por Manhattan Bird Alert, la gente no ha parado de buscarlo y hablar de esta especie exótica, cuya fama ha trascendido incluso para la elaboración de poleras con su fotografía.

Sin embargo, es tan cautivador como escurridizo, según los informes a nivel mundial que dan cuenta de su avistamiento, entre estos el periódico español El País.

El lago The Pond de 1,4 hectáreas y el estanque de las tortugas, conocido como Turtle Pond, dentro de Central Park, parecen ser los sitios favoritos del pequeño pato, que aún no ha sido bautizado por los locales, pero están cautivados por su existencia.

Es común ver, desde las últimas semanas, a curiosos visitantes portando cámaras fotográficas o sus celulares listos por si el pato mandarín aparece y se deja ver para deleitar a los presentes.

Este lleva una identificación en una de sus patas y se presume que ha escapado de algún cautiverio, pero las autoridades locales no han dado detalles del espécimen y sus fugaces apariciones por Nueva York.

Con colores púrpura, rayas amarillas y otras negras, haciendo contraste hermoso con el blanco, forman parte de sus características que lo sitúan como un ave que florece en colores cuando quiere aparearse

Del pato más lindo al “patito feo”

En 2015, la revista National Geographic, compartía información de la naturaleza de un animal que se embellece cuando quiere reproducirse.

Lo hacia a través del experto en aves, Christopher Lever: “El pato mandarín posee un plumaje sorprendente y pintoresco que lo convierte en uno de los patos más hermosos y llamativos, de hecho, en una de las aves más hermosas del mundo”.

@nygov Twitter
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Pero aclara que una vez cumple su objetivo, todo cambia y vuelve a su blanco tradicional sin el brillo que por ahora tiene cautivados a los neoyorquinos, como lo hace con los europeos, continente en el que también tiene presencia, directamente de Asia.

Es otoño en Nueva York, etapa cuando el pato mandarín emula sus mejores colores para buscar una hembra. Esa estación es la perfecta, tanto para esta ave, como para los curiosos que solo buscan una fotografía, mientras este busca el amor.

Phil Torres Twitter
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