Las elecciones legislativas de mitad de mandato de este martes en Estados Unidos son de vital importancia para el futuro político inmediato y de mediano plazo del país liderado por Donald Trump.

En específico, los estadounidenses llegaron a las urnas esta jornada para concretar la renovación total de los 435 escaños de la Cámara de Representantes, un tercio de las bancas del Senado y las gobernaciones de 36 estados, todos con mayoría republicana: muchos dicen que los resultados serán un referendo sobre la gestión de Trump.

Si el oficialismo mantiene el control, el polémico magnate podría proyectarse a la reelección, con lo cual de seguro endurecería su política migratoria, con el anhelo pendiente de construir un muro fronterizo con México, quitarle la nacionalidad a los hijos de inmigrantes y eliminar el programa DACA, que protege a hijos de indocumentados llegados de niños a Estados Unidos.

Para el resto de su mandato, y el segundo de salir reelecto en 2020, Trump ya cuenta con la Corte Suprema de su lado, luego que el máximo tribunal diera un radical vuelco a la derecha hace pocas semanas -y por toda una generación- luego que Brett Kavanaugh fuera designado, confirmado e instalado como noveno juez del ente de última instancia, pese a las acusaciones de abuso en su contra.

Pero si ganan los demócratas, Trump anotaría una grave derrota que ralentizaría su agenda política y económica, algo que incluso podría reactivar investigaciones en su contra por presunta evasión de impuestos y las dudas sobre la injerencia rusa en las elecciones de 2016.

Las encuestas previas a los comicios de este martes vaticinaban que la oposición conseguiría el control de la Cámara Baja y que los republicanos mantendrían su mayoría del Senado.

Lo anterior sólo dejaría al país inserto en la incertidumbre política de cara a las próximas elecciones, con una mayor dificultad a hora de legislar.