Es la palabra de él contra la de ella. El Senado de Estados Unidos interroga bajo juramento este jueves al juez conservador Brett Kavanaugh, nominado por Donald Trump para la Corte Suprema, pero cuestionado por la acusación de agresión sexual contra una mujer cuando estaba en secundaria.

El magistrado de 53 años se juega su carrera en esta audiencia pública que será transmitida en directo por televisión a todo el país.

Si la mujer que lo acusa, la académica experta en psicología Christine Blasey Ford, consigue convencer al presidente estadounidense, éste afirmó que podría renunciar a su candidato y proponer a otra persona.

Pero hasta ahora, pese a que crecen las denuncias de supuestos abusos contra Kavanaugh, Trump ha mantenido su apoyo al juez.

Hace dos semanas, Kavanaugh parecía encaminado a obtener el visto bueno del Senado para entrar en la Corte Suprema, una jurisdicción que dirime cuestiones fundamentales de la sociedad estadounidense, como el derecho al aborto, a portar armas de fuego y los derechos de las minorías.

Para Trump, colocar a un juez conservador en un cargo vitalicio en la alta corte sellaría su objetivo de dejar en minoría a los jueces progresistas o moderados durante muchos años.

Pero las acusaciones de Christine Blasey Ford sobre lo sucedido en una fiesta en un barrio acomodado de las afueras de Washington en 1982 plantean dudas.

Según el testimonio de la mujer, Kavanaugh con su amigo de la juventud Mark Judge la aislaron en una habitación y el futuro juez habría intentado inmovilizarla mientras trataba de desvestirla. En un momento de confusión ella habría logrado huir.

“Me han atormentado”

“Creí que iba a violarme. Traté de gritar para obtener ayuda”, dirá Blasey Ford, según un testimonio preparado que obtuvieron los medios estadounidenses el miércoles y que ella entregará este jueves ante el Comité Judicial del Senado.

Blasey Ford, de 51 años, dijo que la presunta agresión de Kavanaugh, en la que ella asegura que él le tapó la boca con la mano para evitar que gritara, la dejó “drásticamente alterada”, pero añadió que fue su “deber cívico” decirle a los abogados lo que había sucedido, antes de agregar que ella no es un títere de nadie.

“Los detalles de esa noche que es lo que me trae aquí son cosas que nunca voy a olvidar. Han quedado grabados en mi memoria y me han atormentado por momentos en mi vida adulta”, dijo.

Después de estos testimonios preliminares, ambas partes van a ser interrogadas de forma separada por los senadores y por una delegada experta en violencia sexual, que fue contratada por los republicanos, que prefirieron delegar en una mujer el proceso ya que todos los miembros de la comisión del partido son hombres.

Desde que Blasey Ford salió a la luz con su testimonio, otras dos mujeres la siguieron.

Deborah Ramirez, una compañera de Kavanaugh en la Universidad de Yale que lo acusa de haberse sacado los pantalones y de haberle frotado los genitales en la cara y Julie Swetnick, que el miércoles expuso una serie de supuestos abusos en un testimonio escalofriante.

“Yo vi a Brett Kavanaugh beber excesivamente en muchas de estas fiestas y lanzarse en conductas de abuso y comportamientos agresivos hacia las chicas, incluyendo tocamientos e intentos de sacarles la ropa o arreglarla para exponer las partes privadas de las chicas”, dijo Swetnick en el comunicado difundido por su abogado, Michael Avenatti, quien también defendió a la actriz porno Stormy Daniels en su litigio contra Trump.

La mujer denunció que Kavanaugh con otros jóvenes intentaban embriagar a las chicas para poder abusar de ellas y dijo que fue víctima de una violación colectiva en 1982 en una fiesta en la que el juez estaba, sin dar más detalles.

“Cambiar de opinión”

Los demócratas exigieron inmediatamente que el presidente retirara la candidatura del juez Kavanaugh o que ordene al FBI una investigación sobre todas las acusaciones.

Trump, que hasta ahora se ha mantenido tenazmente al lado de Kavanaugh denunció un “timo” de los demócratas para frenar a su candidato.

El miércoles por primera vez emergió una sombra de duda en su sólido respaldo.

“Si creyera que él es culpable de algo así, sí, claro. Quiero ver”, dijo Trump a los periodistas en Nueva York, donde participaba en la Asamblea de la ONU. “Es posible que si escucho algo así, diga: ‘Voy a cambiar de opinión"”, agregó.