El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció en su cuenta de Twitter la destitución de Rex Tillerson como secretario de Estado y máximo responsable de la diplomacia norteamericana.

El reemplazo de Tillerson será el hasta ahora jefe de la CIA, Mike Pompeo, quien a su vez será reemplazado por Gina Haspel, quien será la primera mujer a cargo de la agencia de inteligencia norteamericana.

“Mike Pompeo, Director de la CIA, será nuestro próximo Secretario de Estado. Hará un trabajo fantástico!”, tuiteó Trump. “Gracias Rex Tillerson por sus servicios!”, agregó el mandatario, que designó a Gina Haspel para encabezar la Agencia Central de Inteligencia (CIA), la primera mujer designada para el cargo.

“Rex y yo (…) nos llevamos bastante bien, pero discrepamos en cosas”, dijo. “El acuerdo con Irán pensé que era terrible, él pensó que estaba bien. Yo quería romperlo o hacer algo, él se sentía un poco diferente. Entonces, realmente no estábamos pensando lo mismo”.

Más temprano, Trump había alabado el trabajo de Pompeo, un exoficial del ejército estadounidense y congresista que dirigió la Agencia Central de Inteligencia (CIA) desde enero de 2017, considerándolo como “la persona adecuada para el trabajo en este momento crítico”.

“Continuará nuestro programa de restaurar la posición de Estados Unidos en el mundo, fortalecer nuestras alianzas, enfrentar a nuestros adversarios y buscar la desnuclearización de la península coreana”, dijo Trump.

“Toda la intención de quedarse”

El saliente secretario de Estado, que estaba de gira por África la semana pasada cuando Trump decidió aceptar la invitación para reunirse con Kim, suspendió su agenda por estar “indispuesto” y acortó su viaje para poder regresar a Washington.

Tras el anuncio de Trump el martes, Steve Goldstein, subsecretario de Estado para Asuntos Públicos, dijo que Tillerson no había hablado con el presidente esta mañana y desconocía las razones de su destitución.

En una serie de tuits en su cuenta oficial, Goldstein dio a entender que Tillerson se vio sorprendido por su destitución.

“El secretario tenía toda la intención de quedarse debido al progreso tangible logrado en cuestiones críticas de seguridad nacional. Estableció y disfrutó las relaciones con sus contrapartes”, dijo Goldstein.

“Le deseamos lo mejor al secretario designado Pompeo”, agregó.

También destacó “la relación extraordinariamente sólida” con el Pentágono, en un reconocimiento al estrecho vínculo laboral de Tillerson con el secretario de Defensa, Jim Mattis.

Durante su gestión, Tillerson se vio muchas veces forzado a negar que se había peleado con Trump, y prometió permanecer en el cargo a pesar de trascendidos de que alguna vez calificó al presidente de “imbécil”.

Como jefe de la diplomacia estadounidense enfrentó muchos desafíos de política exterior, desde las amenazas nucleares de Corea del Norte hasta problemas con Rusia y supuestos ataques contra diplomáticos estadounidenses en Cuba.

Pero sus esfuerzos a menudo fueron eclipsados por el estilo poco diplomático de Trump y sus tuits burlones que provocaron tensiones internacionales.

Al interior de la Casa Blanca se comentaba que el ex secretario de Estado no estaba convencido de realizar un acercamiento con Corea del Norte, ante el temor de que significara validar como gobernante a Kim Jong-un.

La salida de Tillerson se suma a una seria de bajas que ha tenido el gobierno de Trump, a 14 meses de haber asumir el poder, entre las que destacan la del exportavoz Sean Spicer, la ex directora de comunicaciones Hope Hicks o del ex consejero de seguridad, Michael Flynn, quien había ocultado sus lazos con Rusia, quien duró menos de un mes en el cargo.