El presidente Donald Trump llamó este martes a la movilización ante la crisis de los opiáceos, poderosos y adictivos antálgicos que están provocando una hecatombe en Estados Unidos, y sostuvo que “amenaza a todo el mundo”.

“Es un inmenso problema en nuestro país”, declaró el mandatario estadounidense desde su club de golf de Bedminster (Nueva Jersey), situado 70 km al oeste de Nueva York, donde está pasando dos semanas de vacaciones.

“Nadie está a salvo de esta epidemia que amenaza a todo el mundo, jóvenes y viejos, ricos y pobres, comunidades rurales y urbanas”, agregó.

Un número creciente de estadounidenses se están convirtiendo en adictos a poderosos medicamentos contra el dolor vendidos bajo receta médica, antes de volverse, en algunos casos, hacia la heroína, a menudo mezclada con sustancias sintéticas.

Los analgésicos opioides y la heroína colaboraron en la muerte por sobredosis de 60.000 personas en Estados Unidos en 2016, 19% más que el año anterior, según una estimación publicada por el New York Times.

El secretario de Justicia Jeff Sessions anunció a comienzos de mes que los fiscales estadounidenses apuntarán a médicos y farmacéuticos en el marco de la lucha contra esta epidemia galopante.