La embajadora estadounidense ante la ONU, Nikki Haley, amenazó este viernes con una nueva acción militar de su país en Siria, un día después de un bombardeo dispuesto por Washington contra posiciones del régimen sirio en represalia por un presunto ataque químico imputado a Damasco.

“Estados Unidos tomó una decisión muy mesurada la noche pasada” con el ataque a una base aérea siria, explicó Haley en el Consejo de seguridad. “Estamos dispuestos a hacer más, pero esperamos que ello no sea necesario“, añadió.

El Consejo de Seguridad se reunió en una sesión de emergencia para discutir las acciones de Estados Unidos en Siria, que Rusia señaló como una “flagrante violación del derecho internacional y un acto de agresión contra un estado soberano”.

Haley dijo que los ataques con misiles destruyeron un campo aéreo desde el cual Estados Unidos cree fueron lanzados los supuestos ataques químicos contra la ciudad de Jan Sheijun, controlada por los rebeldes.

“Estábamos plenamente justificados para hacerlo“, dijo.

86 personas, entre ellas al menos 27 niños, murieron en Jan Sheijun en un presunto ataque con armas químicas que Estados Unidos atribuyó al presidente sirio, Bashar al Asad.

Estados Unidos ya no esperará a que Asad use armas químicas sin consecuencias“, dijo Haley. “Esos días han terminado”, añadió.

Mientras amenazaba con nuevos ataques, la embajadora estadounidense también dijo que era hora de proseguir en la búsqueda de una solución política a la guerra de seis años.

“Ahora debemos pasar a una nueva fase: un camino hacia una solución política a este horrible conflicto”, subrayó.

Haley volvió a señalar a Rusia por no controlar a su aliado y dijo que Moscú debe reconsiderar su apoyo a Asad.

“El mundo está esperando que el gobierno ruso actúe de forma responsable en Siria. El mundo espera que Rusia reconsidere su alianza con Bashar al Asad“, dijo.

Estados Unidos disparó 59 misiles crucero Tomahawk desde buques de guerra en el Mediterráneo contra la base aérea de Shayrat, causando fuertes daños.

El ataque -la mayor decisión militar de Trump desde que asumió el cargo- marcó una dramática escalada en la participación estadounidense en la guerra civil de Siria.

El bombardeo se produjo luego de días de indignación por unas imágenes de niños muertos y víctimas sufriendo convulsiones por el supuesto ataque con gas sarín en la ciudad de Jan Sheijun.