El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, avanzó este miércoles en la definición de su equipo económico, en una jornada en la que también anunció que prepara su alejamiento completo de sus negocios antes de llegar a la Casa Blanca.
El banquero Steven Mnuchin y el multimillonario empresario Wilbur Ross aseguraron este miércoles en una entrevista televisada que fueron nombrados por Trump para dirigir los Departamentos de Tesoro y de Comercio respectivamente.
Al ser consultados si podían confirmar sus nombramientos, Mnuchin no tuvo dudas: “Podemos, definitivamente”, respondió. El equipo de transición al nuevo gobierno todavía no ha emitido una nota oficial sobre estas designaciones.
De cualquier forma, sus nominaciones eran considerados hechos consumados desde la semana anterior.
“Estamos orgullosos de trabajar con el presidente electo y estamos honrados por estos cargos”, dijo Mnuchin al canal de televisión CNBC. El Senado tendrá que confirmar sus nuevas posiciones.
Los nuevos funcionarios
Mnuchin, de 53 años, es un exfuncionario de Goldman Sachs y fue uno de los responsables por la campaña de Trump.
Graduado en la Universidad de Yale, inició su carrera en la banca Goldman Sachs antes de lanzar un fondo de inversión ligado al mega especulador George Soros. Ese fondo actuó también en la industria cinematográfica, ayudando a financiar películas como “Avatar”.
En tanto, Ross es un multimillonario conocido por adquirir empresas del sector metalúrgico para venderlas posteriormente con enormes márgenes de lucro. Se estima que su fortuna personal asciende a casi 3.000 millones de dólares.
Por sus actividades comerciales, Ross es llamado el “Rey de las Quiebras”. Es jefe del directorio de una fondo de inversiones (WL Ross & Co.) y es propietario de una mansión en Palm Beach, en Florida, muy próxima del lujoso resort y club de golf que el propio Trump tiene allí, el Mar-a-Lago.
Ross tendrá en sus manos administrar las disputas comerciales de Estados Unidos con China. El futuro secretario de Comercio es favorable a la imposición de pesadas tarifas a las exportaciones chinas, en especial para frenar el ingreso de acero y aluminio al mercado estadounidense.
Durante toda su campaña, Trump prometió que su gobierno hará “mejores acuerdos” con sus tradicionales asociados comerciales, en especial con China y México.