El pasado domingo, la candidata presidencial del Partido Demócrata, Hilllary Clinton, se debió retirar de un homenaje a las víctimas del atentado contra las Torres Gemelas, tras sentir una decaída en su estado de salud.

Durante la ceremonia en cuestión, Clinton se tuvo que retirar tras sufrir un cuadro de neumonía y deshidratarse, abriendo un debate respecto a su estado de salud, considerando que tiene 68 años y su rival, Donald Trump, cuenta con 70 años.

Cualquiera que gane la elección, se convertirá en uno de los presidentes más longevos en asumir la Presidencia de Estados Unidos, considerando que Barack Obama tenía 46 años cuando llegó a la Casa Blanca, George W. Bush 54, al igual que Bill Clinton.

Por esta razón, se abrió un debate respecto a la condición de salud de los actuales candidatos, incluso Trump anunció que en los próximos días dará a conocer un informe respecto su actual condición médica.

Presidentes más enfermizos

Una nota de El Mundo de España, recuerda el caso del presidente de Estados Unidos, Woodrow Wilson, quien fue mandatario entre 1913 a 1921, pese a que en 1919 sufrió una parálisis en lado izquierdo de su cuerpo. Una situación que llevó a su esposa, Edith Wilson, a decir que “no tenía problemas para dirigir el país”.

Un mandatario que esquivó la muerte durante su gobierno fue Ronald Reagan, quien además de sobrevivir a un atentado en su contra, también sufrió un cáncer a la piel en pleno mandato y durante ese tiempo comenzó a desarrollarse el alzheimer en su organismo, aunque este padecimiento se le diagnosticó cuando ya había dejado la Casa Blanca.

Pese a ser el presidente más joven de la historia de Estados Unidos, John Fitzgerald Kennedy, sufría grandes dolores de espalda, a causa de la enfermedad de Addison que le fue diagnosticada y que le impedían a veces subir escaleras.

Aunque es recordado por su vitalidad, Theodore Roosevelt, padecía de trastorno bipolar, ceguera de un ojo, asma y sordera de un oído.

Otro caso es el de Ulysses S. Grant, quien sufrió de alcoholismo y fobia social, aunque aún así se convirtió en presidente de Estados Unidos.

Finalmente, está el caso de Abraham Lincoln, quien sufría de depresión pese a que logró convivir con la muerte prematura de dos de sus hijos.