La decisión del Reino Unido de dejar la Unión Europea representa un duro golpe a una de las alianzas más importantes de Estados Unidos y también a su influencia en Europa.

La gran pregunta que se impone ahora en Washington es si el presidente Barack Obama podrá utilizar lo que queda de la “relación especial” para hacer más tranquila esa salida y limitar el impacto para la seguridad de la región y la economía global.

El mandatario había viajado a Londres en medio de la campaña por el refernedo para apoyar a la titubeante campaña de su amigo, el primer ministro David Cameron, en favor de la permanencia en la UE.

Obama defendió inmediatamente este viernes la duradera “relación especial”, una frase acuñada por Winston Churchill en 1946 después de la victoria aliada en la II Guerra Mundial.

Analistas coinciden en apuntar que el resultado del referendo es un golpe poderoso para la alianza y para los intereses estadounidenses, y pidieron que Obama ayude a arreglar las cosas.

Después de esta histórica decisión, el Reino Unido tendrá que negociar su salida del mayor bloque comercial del mundo sin desatar un efecto dominó de catastróficas consecuencias económicas.

Después de hablar telefónicamente con Cameron el viernes, Obama dijo tener “confianza en que el Reino Unido está comprometido con una transición ordenada” fuera de la UE.

Líderes europeos, sin embargo, ya adelantaron que no pretenden hacerle la vida fácil a Londres, ante el temor de que una salida suave pueda envalentonar a otros países a hacer lo mismo.

Evitar divisiones

Este cuadro podría ser contraproducente, dijo Tom Wright, del Instituto Brookings, especialmente si un debate tormentoso ayuda a perturbar aun más a los mercados y provoca divisiones entre aliados de Estados Unidos en Europa.

“En las últimas semanas líderes europeos han adoptado una línea más dura y dijeron que no habrá concesiones, pero eso puede cambiar ahora que el voto ya ocurrió”, apuntó.

“Pienso que la posición estadounidense será, casi con seguridad, tratar de que todo ocurra de la manera más suave posible”, añadió.

Wright dijo que no quería minimizar la escala del daño que el Brexit podrá hacer a la cooperación transatlántica, pero dijo que Obama podría “mitigar” esos efectos aproximándose a Francia y Alemania.

“Las más importantes decisiones serán tomadas en Berlín y París. Y si Estados Unidos tiene que comprometer y movilizar a esos países, tendrá que hacerlo”, apuntó.

Los observadores no esconden la irritación con lo que consideran una apuesta demasiado arriesgada por parte de Cameron con el referéndum, pero apuntan que la alianza sobrevivirá.

Jeffrey Rathke, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, dijo a la AFP que los fundamentos de la alianza continúan vigentes.

“La razón de la relación especial es básicamente que tenemos intereses similares y formas muy similares de mirar el mundo“, dijo.

Sin embargo, añadió, “si la influencia global británica disminuye, naturalmente Estados Unidos tendrá que encontrar formas de compensarlo“.

En ese escenario, Washington “tendrá que fortalecer compromisos con socios europeos clave”, apuntó.

Este análisis es compartido por Richard Hass, presidente del Consejo de Relaciones Exteriores, quien dijo a periodistas que el Brexit fue un golpe muy duro para Estados Unidos.

“Menos especial”

El resultado de este cuadro es que “la relación especial será mucho menos especial“, dijo.

En líneas generales, agregó Haas, “esto reducirá el orden dentro de Europa y posiblemente más allá”.

En esa línea de razonamientos, ¿cuál habría sido la responsabilidad de Obama?

Para el analista Dalibor Rohac, del Instituto Estadounidense de la Empresa, el presidente habría, en alguna medida, ignorado los lazos con Europa.

Pero fundamentalmente ocurrió que el Reino Unido, sumido en una economía de austeridad y marcada a fuego por un referendo sobre la independencia de Escocia y luego sobre la salida de la UE, se retiró del mundo.