China aplazó este lunes, la sesión anual de su Parlamento a causa de la epidemia del nuevo coronavirus, una perturbación muy inusual en la mecánica, bien engrasada, del régimen comunista.

La sesión plenaria de la Asamblea Nacional Popular (ANP) debía empezar, como cada año, el 5 de marzo. La tradicional cita sirve para hacer gala de la unidad del país, con el apoyo de enormes banderas rojas y votaciones que suelen cerrarse con casi completa unanimidad.

Pero la aparición del nuevo coronavirus, que ya causó la muerte a 2.500 personas y contagió a 77.000 personas, alteró el calendario.

La sesión se celebrará en otra fecha, que será anunciada ulteriormente, según decidió el lunes el comité permanente de la ANP, citado por la televisión nacional.

Reunir a 3.000 diputados en el Palacio del Pueblo de Pekín parecía algo impensable, pues hay regiones enteras en cuarentena y gran parte de los ciudadanos están enclaustrados en sus casas por miedo al contagio y solo ponen el pie en la calle si van equipados con mascarilla.

La capital, además, decretó una cuarentena de 14 días en una vivienda o en el hotel para cualquier persona que haya estado en otra región del país.

El aplazamiento es “necesario” si se pretende que “la atención se concentre en la prevención y el control de la epidemia”, defendió la semana pasada un alto responsable del Parlamento, Zang Tiewei.

Tras los disturbios de la “Revolución cultural” (1966-1976), la sesión plenaria se había celebrado todos los años desde 1978.

Desde 1985, empieza de forma sistemática en marzo y, más concretamente, el 5 de ese mes desde 1998, como un símbolo de la estabilidad del régimen, que el año pasado cumplió 70 años.

El objetivo de crecimiento, en suspenso

Sin embargo, para Dorothy Solinger, de la Universidad de California en Irvine, el mensaje del régimen podría verse enturbiado por la epidemia.

“¿Cómo se podía presentar el mensaje forzosamente optimista […] sobre el progreso y los logros del país en medio de una incertidumbre así?”, declaró a la AFP.

Al postergar la sesión, el gobierno puede explicar que “dedica todos sus esfuerzos a la lucha contra el virus y no tiene tiempo de organizar la reunión, de momento”.

Aunque las grandes decisiones sometidas a la ANP ya las haya tomado el Partido Comunista Chino (PCC) en el poder, la sesión anual da lugar a algunos anuncios tradicionales, como el objetivo de crecimiento económico para el año en curso.

El primer ministro, Li Keqiang, anunció el año pasado, en la apertura de la sesión, un crecimiento de entre el 6 y el 6,5% del PIB para 2019. La cifra definitiva fue del 6,1%.

Con la economía en pleno declive desde hace un mes a causa de la epidemia, la cifra de 2020 podría ser netamente más baja.

El sábado, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, afirmó que las últimas estimaciones de la institución preveían una tasa de crecimiento del 5,6% para China en 2020, 0,4 puntos porcentuales menos que en las estimaciones de enero.