Decenas de miles de rescatistas en Japón seguían buscando supervivientes este lunes, dos días después del paso del potente tifón Hagibis por el centro y el este del país, que dejó al menos 56 fallecidos.

El sábado por la noche, Hagibis tocó tierra procedente del Pacífico con rachas de casi 200 km/h, precedido por unas lluvias intensas que afectaron a 36 de los 47 departamentos del país, y provocaron corrimientos de tierras y la crecida y desbordamiento de ríos.

“Aún quedan muchas personas desaparecidas”, declaró el primer ministro japonés, Shinzo Abe, en una reunión de emergencia.

“Los equipos hacen cuanto pueden para buscarlas e intentar salvarlas, y trabajan día y noche”, agregó.

Mientras que más de 110.000 socorristas, incluyendo 31.000 soldados, laboraban en el terreno, los meteorólogos japoneses preveían nuevas precipitaciones en el centro y el este del país, y advertían del peligro de nuevos corrimientos de tierras e inundaciones.

“Se prevén lluvias, hoy, en las zonas golpeadas por la catástrofe”, declaró el lunes en una rueda de prensa el portavoz del gobierno, Yoshihide Suga.

En la región de Nagano, una de las más afectadas, estaba lloviendo y las precipitaciones debían intensificarse.

“Tememos que estas lluvias afecten a las búsquedas y a las labores de salvamento”, declaró a la AFP un responsable local, Hiroki Yamaguchi.

El lunes por la noche, la cadena pública NHK informaba que el balance de la catástrofe aumentó a 56 muertos, que 15 personas seguían en paradero desaparecido y que 204 resultaron heridas. El anterior balance era de 43 víctimas mortales.

El gobierno, sin embargo, aportó cifras inferiores, que seguía actualizando.

En total, se desbordaron 142 ríos, sobre todo en el norte y en el este de Japón, según los medios.

En Nagano, un dique cedió y las aguas del río Chikuma inundaron una zona residencial.

En algunos lugares, los residentes, refugiados en el tejado de sus casas o en el balcón, eran rescatados en helicóptero. En otras, los socorristas se adentraban, en lancha, entre las viviendas inundadas para liberar a las personas que habían quedado atrapadas.