Las autoridades japonesas ordenaron la evacuación de más de un millón de personas de la región de Kyushu (sudoeste) debido a las lluvias torrenciales que azotan el país, un año después de unas mortales inundaciones que dejaron unos 200 muertos.

Un total de 1,1 millones de habitantes de las prefecturas de Kagoshima y Miyazaki recibieron la orden de trasladarse a refugios, pero apenas unas 3.000, muchas de ellas ancianas, habían respondido a la advertencia la mañana del jueves en Kagoshima, según un recuento oficial.

En algunas zonas se registraron inundaciones y corrimientos de tierra, que arrasaron coches y una casa, según la cadena pública NHK.

Desde el inicio en junio de las fuertes lluvias una persona murió y varias resultaron heridas.

Las órdenes de evacuación, a pesar de ser la advertencia de mayor nivel que pueden emitir las autoridades, no son de obligatorio cumplimiento y los habitantes suelen ignorarlas.

Casi 900.000 residentes recibieron recomendaciones de evacuación -menos urgentes- en la misma isla de Kyushu.

La agencia meteorológica nacional se mostró alarmista el miércoles. “Si las tormentas torrenciales continúan durante varias horas, hay riesgo de que se emita nuestro nivel de alerta máxima”, que señala una catástrofe inminente, advirtió un responsable de la agencia, Ryuta Kurora.

“Entonces sería demasiado tarde para evacuar. No esperen para evacuar”, insistió.

Las intemperies se desplazaban este jueves y se prevé que lleguen al centro y el este de Japón en los próximos días.

El gobernador de Kagoshima, Satoshi Mitazono, dijo que se trataba de una situación “extremadamente peligrosa”. “Podría producirse un gran desastre en cualquier momento y lugar”, afirmó, asegurando que había solicitado la ayuda de las fuerzas de autodefensa, como se denomina al ejército japonés.

Los transportes ferroviarios sufrían alteraciones, sobre todo el tren de gran velocidad Shinkansen en el sur de Kyushu, y más de 150 escuelas tuvieron que anular las clases, según la agencia de prensa Kyodo.

Más de 200 personas fallecieron en inundaciones en el oeste de Japón a principios de julio de 2018, cuando las instrucciones de evacuar se emitieron demasiado tarde y en muchas ocasiones no fueron respetadas. Hubo barrios enteros que desaparecieron bajo las riadas de barro o sumergidas bajo las aguas.