Sudán decidió “cerrar” la oficina de la cadena de información catarí Al Jazeera en Jartum, anunció el grupo este jueves en su página de internet, donde precisó que se le informó que la decisión procedía del Consejo Militar de Transición en el poder.

“Los servicios de seguridad sudaneses informaron al director de la oficina de Al Jazeera de la decisión del Consejo Militar de Transición de cerrar [su] oficina en Jartum”, declaró la cadena en su sitio internet.

“La decisión incluye también la retirada de los permisos de trabajo para los corresponsales y el personal de la red de Al Jazeera a partir de ahora [la noche del jueves]”, añadió la cadena, que emite con regularidad imágenes de las manifestaciones contra las Fuerzas Armadas que sacuden Sudán desde hace semanas.

Según Al Jazeera, al director de la oficina no se le envió ninguna “decisión escrita”.

El Consejo Militar de Transición tomó el poder en Sudán tras la destitución por el ejército el 11 de abril del presidente Omar al Bashir, al que apoyaban los Hermanos Musulmanes y que era cercano a Catar y Turquía.

Los generales que tomaron las riendas del poder cuentan con el apoyo de Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Egipto, tres países que en 2017 rompieron relaciones diplomáticas con Doha, acusado de apoyar el terrorismo, algo que Catar niega.

“Nos dijeron que el Consejo Militar había decidido cerrar la oficina de la red Al Jazeera y retirar su licencia”, confirmó a la AFP el director de la oficina de Al Jazeera en Jartum, Al Mosalami al Kabashi.

“Les entregamos el material y la oficina”, añadió.

Los dirigentes de la región suelen acusar a Al Jazeera de “injerencia” en los asuntos internos de los países árabes.

Riad, Abu Dabi y El Cairo acusan a la cadena principalmente de apoyar a los islamistas, sobre todo a los Hermanos Musulmanes, enemigos de estas tres potencias regionales.

El jefe del Consejo Militar en el poder en Sudán, Abdel Fatah al Burhan, viajó el jueves a Arabia Saudita para asistir a varias cumbres. Previamente había visitado Egipto y Emiratos Árabes Unidos.

Los generales sudaneses, apoyados por estas tres potencias árabes y respaldados por la mayoría de los islamistas sudaneses, se resisten a ceder el poder a los actores civiles que quieren asegurar una “transición democrática” tras la caída de Al Bashir.