Washington rechazó el domingo la idea de que el arresto de una directora del grupo chino Huawei pueda contaminar las negociaciones comerciales con Pekín, pese a que este domingo el gobierno chino convocó al embajador estadounidense, lo que aumentó la tensión entre ambas potencias.

El representante comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer, el principal negociador de ese país, también se mostró rotundo al señalar que no planea extender la tregua de 90 días en la guerra comercial concedida la semana pasada por el presidente estadounidense, Donald Trump, al cierre de una reunión en Argentina con su homólogo chino, Xi Jinping.

China convocó el domingo al embajador de Estados Unidos para protestar por el arresto de la directora de finanzas del gigante chino de las telecomunicaciones, y le pidió a Washington que abandone su solicitud de extradición.

El arresto de Meng Wanzhou, de 46 años, el 1 de diciembre en Canadá a petición de Estados Unidos, fue condenado “enérgicamente” por Pekín. La justicia canadiense debe pronunciarse el lunes sobre su posible liberación bajo fianza.

Washington sospecha que cometió fraude para burlar las sanciones estadounidenses contra Irán.

Pekín “se opone firmemente” a esta detención “y urge firmemente a Estados Unidos a que otorgue una gran importancia a la posición solemne y justa de China”, dijo el domingo el ministerio de Relaciones Exteriores en un comunicado divulgado luego de que el viceministro Le Yucheng telefoneará al embajador estadounidense ante ese país, Terry Branstad.

“Le Yucheng señaló que Estados Unidos había violado los derechos legítimos y los intereses de ciudadanos chinos, y la naturaleza de esta violación es sumamente grave”, dijo el ministerio.

Pero al preguntarle sobre el impacto del caso en las negociaciones comerciales, Lighthizer enfatizó que “en realidad no debería tener un impacto”.

El de Huawei “es un caso penal que está totalmente separado de mi trabajo o el de las personas que trabajan en políticas comerciales”, agregó en una entrevista con la cadena CBS.

Como para aliviar la tensión, el asesor económico de la Casa Blanca, Larry Kudlow, le había dicho anteriormente a Fox News que Donald Trump no estaba al tanto de la detención de Meng Wanzhou cuando la semana pasada cenó con Xi en Buenos Aires.

El influyente senador republicano Marco Rubio dijo el domingo que era necesario evitar que algunas empresas chinas como Huawei o ZTE hicieran negocios con compañías estadounidenses, señalando que estas representaban una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos.

Sin tiempo para promesas

Si bien Lighthizer se opuso a la idea de “prohibir las compañías de telecomunicaciones chinas en Estados Unidos”, mostró inflexibilidad respecto a las negociaciones en curso con Pekín.

Repasando las posiciones expresadas reiteradamente por Donald Trump para justificar la guerra comercial, acusó a China de robar propiedad intelectual estadounidense y de la transferencia forzada de tecnología, y deploró el “capitalismo de Estado”.

“La tecnología es la ventaja más importante que tienen los estadounidenses, somos innovadores, somos tecnológicamente excelentes”, dijo el representante comercial.

Al referirse a la tregua de 90 días, dijo: “En lo que a mí respecta, es una fecha límite”.

“Cuando hablo con el presidente de Estados Unidos, él no habla de ir más allá de marzo; habla de alcanzar un acuerdo, si se consigue, en los próximos 90 días”, aseguró.

Lighthizer también advirtió que se acabó el tiempo en que Estados Unidos se conformaba con promesas a las que no seguían acciones concretas, como ha sido, dijo, en los últimos 25 años. Y aseguró que Washington espera ver avances tangibles.

Kudlow había explicado el viernes que Lighthizer aplicaría el principio de prudencia que Ronald Reagan hizo célebre durante las negociaciones de desarme nuclear con la Unión Soviética: “Confía pero verifica”.

Estados Unidos espera que China cambie estructuralmente sus prácticas comerciales, dijo Lighthizer.

Y a los mercados, que se mostraron altamente volátiles la semana pasada, les dijo que podían estar seguros de que si se lograba un acuerdo, éste protegería la tecnología estadounidense y permitiría tener un acceso mayor a China. Si, por el contrario, no fuera el caso, “impondremos más tasas aduaneras”, zanjó.