El balance de muertos en Filipinas tras el paso del tifón Mangkhut ascendió el martes a 74, indicaron las autoridades, mientras que centenares de rescatistas continuaban la búsqueda de desaparecidos en la zona en donde se produjo un gigantesco deslizamiento de tierra.

El tifón, el más potente en el mundo desde principios de año, destruyó el sábado viviendas e inundó regiones agrícolas en el norte de Filipinas, antes de continuar su paso hacia Hong Kong y China, país en donde se registraron cuatro muertos.

La policía del archipiélago del sudeste asiático, azotado regularmente por violentos tifones, anunció un nuevo balance de 74 muertos, que sigue siendo provisorio.

En Itogon, en la isla de Luzón, se produjo un gigantesco deslizamiento de tierra y el alcalde de la localidad, Victorio Palangdan, estima que unas cuarenta personas seguirían sepultadas.

“Los esfuerzos de los rescatistas seguirán hasta que el presidente ordene dejarlos”, dijo a AFP.

Debido a que el alud destruyó carreteras, las autoridades no pudieron enviar equipamiento pesado al área para acelerar la búsqueda. Por ello los rescatistas trabajaban con palas o con las manos.

Los esfuerzos se volvían cada vez más difíciles, ya que el sol comenzó a secar el barro. Algunos equipos utilizaron agua para poder seguir cavando con facilidad.

El tifón desprendió en la zona en apenas unas horas el equivalente de un mes de lluvia. Pero la catástrofe era casi segura, ya que la llegada de Mangkhut se produjo luego de un mes de lluvias casi ininterrumpidas que fragilizaron el suelo en la región.

Philip Fong | Agence France-Presse
Philip Fong | Agence France-Presse

Casi la mayoría de las víctimas fatales del tifón murieron en docenas de deslizamientos de tierra que provocó al pasar en la Cordillera, un sector de alta actividad minera.

Muchos de los muertos en Itogon eran mineros que se habían refugiado con sus familias en una construcción abandonada por una empresa minera.

Regiones enteras del norte de Luzón, que proveen normalmente una importante parte de la producción de arroz y maíz del archipiélago, estaban bajo el agua. Las pérdidas podrían superar los 100.000 millones de dólares.

El tifón sembró luego el caos en Hong Kong con ráfagas de hasta 240 km/h que hicieron que las torres se tambalearan. El martes continuaron la limpieza de las calles, pero las escuelas permanecieron cerradas.