El emperador Akihito de Japón, de 84 años, retomó sus obligaciones el jueves tras tres días de descanso a causa de una anemia cerebral, anunció la agencia de la Casa Imperial.

El soberano se vio obligado a renunciar a sus deberes oficiales el lunes, el martes y el miércoles por sentir náuseas y vértigo, causados por un flujo sanguíneo insuficiente hacia el cerebro.

“Akihito ha vuelto a cumplir con sus cometidos oficiales al ritmo habitual”, declaró el jueves a la AFP un portavoz de la institución, sin aportar más precisiones.

Akihito, 125º emperador de Japón, reina desde enero de 1989. Está previsto que abandone sus funciones en abril de 2019, en virtud de una ley especial que le autoriza a abdicar.

En agosto de 2016, Akihito dio un discurso televisado en el que compartió sus dudas respecto a su capacidad de seguir cumpliendo “en cuerpo y alma” las obligaciones relacionadas con su función de “símbolo del pueblo y de la unidad de la nación”.

Esa declaración se interpretó entonces como un deseo de abdicar a favor de su primogénito, el príncipe Naruhito, de 58 años, una posibilidad que no estaba contemplada en la legislación sobre la Casa Imperial.

Por ello se aprobó una ley excepcional que le permite abdicar, pero que no se aplicará a sus sucesores.