“Caos”, “regresión” o vergüenza son algunos de los términos usados por los chinos descontentos con un mandato ilimitado del presidente Xi Jinping, menos unánime de lo que pretende la propaganda.

Entre los chinos más enfadados figura Li Datong, de 66 años, un exredactor jefe de un periódico estatal. “No creía que se atreviera a hacer eso, pero lo hizo”, afirma Li, que publicó una carta abierta en las redes sociales.

El parlamento, supeditado al Partido Comunista Chino (PCC) en el poder y reunido en sesión anual desde el lunes, votará el domingo la abolición del límite de dos mandatos presidenciales de cinco años. Xi Jinping, de 64 años, a la cabeza del Estado desde 2013, podría mantenerse en el puesto después de 2023.

Un cambio constitucional que “sembrará la semilla del caos en China”, asegura Li Datong, que en el pasado dirigió un audaz suplemento de investigación del Diario de las Juventudes de China.

“Si nadie toma la palabra, la gente pensará que todos estamos de acuerdo”, declara el experiodista a la AFP en una cafetería de Pekín, bajo la mirada de dos policías que vigilan la conversación desde la calle.

La enmienda constitucional, presentada el lunes en la apertura de la Asamblea Nacional Popular (ANP), asegura que “las masas” pidieron “unánimemente” la supresión del límite de los mandatos.

Pero muchos en China se oponen, en privado, en declaraciones a la prensa extranjera o en las redes sociales. Y los censores se esfuerzan por suprimir de internet los comentarios disonantes.

‘Estoy en contra’

Sophia Huang Xueqin, una militantes feminista radicada en Canton (sur), vio la carta abierta del experiodista Li Datong y la compartió en la red social WeChat. Lo que le valió el cierre de su cuenta sin previo aviso.

“Incluso en mi familia, los más viejos hablan de esta historia. Me llamaron preguntándome: ”¿Xi Jinping se va a convertir realmente en el nuevo emperador?"”, cuenta.

La semana pasada, la censura suprimió de internet los términos como “estoy en contra”, “monarquía”, “vergüenza” o incluso la expresión irónica “larga vida al emperador”.

“En muchas ocasiones hemos visto los abusos cometidos cuando un dirigente reina de por vida”, explica a la AFP Han, un joven usuario de la red social Weibo, que no quiere dar su nombre completo. “De cada vez, una catástrofe nacional”.

Tenía 25.000 abonados a su cuenta Weibo hasta que afirmó que está “sinceramente en desacuerdo” con la propuesta de enmienda. Su cuenta fue cerrada poco después.

“Tenemos la impresión de volver a la revolución cultural” (1966-1976), periodo de caos político durante el que se persiguió a las religiones, declaró a la AFP un imán de la provincia de Gansu (noroeste), que pide conservar el anonimato.

“Es como si Deng Xiaoping no hubiera pasado por aquí, como si no hubiera habido ninguna reforma y apertura”, dice, refiriéndose al exnúmero uno chino que liberalizó el país en los años 1980 después de los excesos del maoísmo e impuso una dirección colegiada.

Cero suspense

Los diputados reunidos en el monumental Palacio del Pueblo pekinés no han mostrado intención de votar en contra de la abolición del límite de dos mandatos presidenciales.

“Creo que los dirigentes actuales hicieron mucho por ayudar a la gente”, declara Tang Nong, un diputado de la región de Guangxi (sur).

Él dice “apoyar completamente” el mantenimiento en el poder de Xi Jinping, que aportó “resultados tangibles” en el país. Y asegura no haber oído críticas a la reforma constitucional.

Li Datong, el experiodista, no se hace ilusiones sobre el voto del domingo pero advierte: “Cuando los diputados voten, sólo quiero que sean conscientes de que la historia los juzgará”.