Esquiadores y patinadores norcoreanos llegaron este jueves a Corea del Sur para competir en Pyeongchang, primer paso en los “Juegos Olímpicos de la Paz” deseados por Seúl tras meses de fuertes tensiones alimentadas por las ambiciones nucleares de Corea del Norte.

A ocho días de la ceremonia de apertura, 10 esquiadores y patinadores norcoreanos aterrizaron en un aeropuerto cerca de Gangneung, anunció el ministerio de Unificación de Corea del Sur, tras un infrecuente vuelo entre las dos Coreas, para el que Seúl tuvo que obtener una autorización especial con la que evitar las sanciones estadounidenses.

Las dos Coreas siguen técnicamente en guerra, pues la contienda bélica de 1950-1953 terminó con un armisticio y no con un tratado de paz.

Los 10 deportistas norcoreanos -tres esquiadores de fondo, tres esquiadores alpinos, dos patinadores de velocidad y una pareja de patinaje artístico- tenían previsto dirigirse a sus alojamientos en la localidad de Gangneung, en la costa este surcoreana, donde se celebrarán los eventos olímpicos de patinaje.

A las puertas del aeropuerto, partidarios del acercamiento intercoreano enarbolaban imágenes con la bandera de la reunificación -una silueta de la península en azul sobre fondo blanco- y la inscripción “Somos uno”.

Los Juegos Olímpicos se celebran entre el 9 y el 25 de febrero en una región hasta ahora poco conocida de Corea del Sur, pero lograron provocar un aparente acercamiento entre los dos Estados rivales.

En 2017, las tensiones en la península alcanzaron máximos ante los ensayos militares regulares del Norte,
incluyendo lanzamientos de misiles balísticos intercontinentales con los que podría alcanzar el territorio continental estadounidense.

El régimen de Pyongyang también llevó a cabo su ensayo nuclear más potente hasta la fecha, en un contexto de intercambios de insultos personales y de amenazas entre su líder, Kim Jong-Un, y el presidente estadounidense, Donald Trump.

Durante meses, Pyongyang ignoró los llamados de Seúl para participar en estos Juegos de Invierno, y esperó hasta la fecha límite para el registro de atletas.

¿Demasiadas concesiones?

Hasta que, en su mensaje de Año Nuevo, Kim dijo estar dispuesto a enviar deportistas al Sur.

Las dos Coreas tuvieron su primer cara a cara oficial en dos años en Panmunjom, la localidad en la que se firmó el armisticio de la Guerra de Corea (1950-53) en la Zona Desmilitarizada que divide la península.

Pyongyang aceptó enviar al Sur a una delegación compuesta de deportistas, animadoras, artistas y otros profesionales, y las dos partes acordaron desfilar juntas en la ceremonia de apertura, bajo la bandera de la unificación.

También formarán un equipo conjunto de hockey sobre hielo femenino, para lo que las doce jugadoras del Norte llegaron la semana pasada. Este será el primer equipo conjunto que participa en una competición internacional en 27 años.

No obstante, este equipo no cuenta con el beneplácito de todo el mundo en Corea del Sur. Los opositores al gobierno lo acusan de, con ese gesto, haber privado del sueño olímpico a algunos de sus propios atletas.

También hay quien acusa a Corea del Norte de intentar obtener concesiones, cuando, según la prensa, Pyongyang celebrará el aniversario de la creación de su ejército regular con un imponente desfile militar en la víspera de la apertura de los Juegos.

“Pyongyang debe cesar sus comportamientos imprevisibles y cumplir sus compromisos con seguridad”, decía un editorial de este jueves del Korea Herald. “No podemos evitar tener la impresión de que el Sur se esfuerza por no ofender al Norte”.

Otros plantean dudas sobre la viabilidad de un acercamiento más allá de los Juegos. Seúl y Washington aceptaron posponer sus ejercicios militares anuales conjuntos -que siempre irritan a Corea del Norte-, pero solo hasta después de las competiciones paralímpicas, en marzo.

Debido a las amenazas procedentes de Pyongyang, algunos países temían en un principio por la seguridad de sus atletas y la venta de entradas avanzaba con cuentagotas.

Otro aspecto que ensombrece el evento deportivo es que Rusia, gran potencia del olimpismo de invierno, fue suspendida por dopaje institucionalizado. Los atletas considerados “limpios” podrán participar bajo bandera olímpica, pero no rusa.