Millones de tokiotas recibieron el viernes una preocupante alerta en su teléfono acerca de un potente sismo, que resultó ser una información falsa, al parecer provocada por la sucesión de dos pequeños temblores de tierra casi simultáneos.

“Sismo frente a las costas de Ibaraki [noreste de Tokio], prepárese para importantes sacudidas”, recibieron los habitantes de la capital japonesa por la mañana, antes de comprobar, aliviados, que no pasaba nada.

Incluso el primer ministro, Shinzo Abe, fue sorprendido por la alerta. En unas imágenes transmitidas por la televisión se le veía mirando su teléfono mientras que las alarmas resonaban en su oficina, antes de una reunión de su gabinete.

Mientras, un presentador de la cadena pública NHK lanzaba las habituales normas de precaución: “protéjase, aléjese de los muebles que puedan caer”. Se suspendió temporalmente la circulación de metros y trenes y los ascensores se detuvieron, según medios locales.

En realidad, en Japón se produjeron dos sismos moderados que no causaron daños ni heridos casi al mismo tiempo: uno de magnitud 4,4 frente a la costa de Ibaraki y otro de magnitud 3,9 a 350 km de allí, en la prefectura de Toyama, en la costa noroeste del país.

“Creemos que el sistema reaccionó exageradamente al combinar dos sismos diferentes como si se tratara de uno solo, importante”, explicó un responsable de la agencia nipona de meteorología, que añadió que se había abierto una investigación.

El sistema de alerta ya había fallado antes, causando confusión y preocupación, como en agosto de 2016, cuando una falsa alarma advirtió de la inminencia de un sismo de magnitud 9,1.