Las fuerzas estadounidenses entregaron el miércoles a Corea del Sur los primeros elementos del escudo antimisiles THAAD, destinado a hacer frente a la creciente amenaza del vecino norcoreano pero que suscita el abierto rechazo de China.

Washington y Seúl anunciaron el inicio del despliegue antimisiles el 7 de marzo, explicando que permitirá luchar contra la amenaza de los misiles balísticos norcoreanos que el régimen de Pyongyang persiste en desarrollar a pesar de las sanciones internacionales.

Frente a la inflexibilidad del dirigente norcoreano Kim Jong-Un, Estados Unidos opone ahora la política algo imprevisible del nuevo presidente Donald Trump, que dice estar dispuesto a resolver solo, si fuera necesario, el problema norcoreano.

En ese contexto, Estados Unidos decidió enviar a la región el portaaviones Carl Vinson y su flota aeronaval, que llegarán a Corea antes del fin de semana.

En paralelo Pyongyang anunció este miércoles el éxito de “los más importantes” ejercicios de artillería jamás llevados a cabo en el país.

Por su parte la televisión surcoreana difundió imágenes de la llegada de imponentes camiones militares trayendo elementos del THAAD (Terminal High Altitude Area Defense) al campo de golf donde se instalará, a 250 kms al sur de Seúl.

Centenares de habitantes de la zona, preocupados por las consecuencias medioambientales del sistema, se manifestaron al llegar los vehículos, provocando enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.

Represalias económicas

El escudo antimisiles está diseñado para interceptar y destruir los misiles balísticos norcoreanos de corto y mediano alcance durante la fase final de su vuelo.

Estados Unidos y Corea del Sur decidieron desplegar el escudo THAAD tras las negociaciones de marzo entre el presidente interino surcoreano y el vicepresidente estadounidense Mike Pence.

El ministerio surcoreano de Defensa dijo el miércoles que espera poner en marcha la fase operativa del THAAD “lo antes posible” con el objetivo de que esté totalmente desplegado antes de fin de año.

China se opone abiertamente al despliegue del escudo porque supone un factor de inestabilidad regional y una amenaza para sus propias capacidades balísticas.

El gigante asiático reaccionó negativamente ante el anuncio de despliegue del escudo y dictó una serie de medidas que Seúl considera represalias económicas. Entre ellas, China prohibió a partir del 15 de marzo que grupos de turistas chinos viajen a Corea del Sur, lo que afecta la industria local.

La tensión se ha incrementado en la península coreana durante los últimos meses y el gobierno de Trump ha dado respuestas belicosas a los ensayos de misiles balísticos norcoreanos.

Tanto Trump como varios responsables estadounidenses han advertido que todas las opciones, incluidas las militares, están “sobre la mesa”. El presidente dijo además el lunes que el consejo de Seguridad de la ONU debía “estar preparado” para imponer nuevas sanciones a Pyongyang.

Pero Corea del Norte no se deja impresionar.

Tras un gigantesco desfile militar el 15 de abril para conmemorar el 105 aniversario del nacimiento del fundador del régimen, Kim Il Sung, Corea del Norte aseguró haber llevado a cabo importantes maniobras el martes, coincidiendo con el 85 aniversario de la creación del ejercito.

La prensa norcoreana habla este miércoles de los “más importantes ejercicios de disparos de artillería”, supervisados la víspera por Kim Jong-Un, al que se ve en unas fotos risueño ante semejante espectáculo.